La tormenta del pasado adormece la sombra de la noche. Atrás quedaron recuerdos enterrados entre colillas. La mente, ahora embotada, aparece cada vez más lúcida. De nada valen los susurros al oído. Ya no sirven las miradas desnudas de días absurdos.
Cada día, cada noche intenta olvidar al anterior, buscando refugio en una vida nueva, una tras otra, con los mismos defectos.
Cada día, cada noche intenta olvidar al anterior, buscando refugio en una vida nueva, una tras otra, con los mismos defectos.
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