Aquellos duros antiguos...

Bailes, risas y tambores. Al fondo se oye un grupo cantando alguna vieja cuarteta al compás de los nudillos en la barra del bar. Sentimientos y borrachos cruzan miradas inocentes mientras el bullicio de la calle se llena de bromas entre amigos y desconocidos. Vasos rotos y lagos de pasión se ciernen en la noche como si nada importase más allá de las telas y máscaras. Unos beben, otros actúan en el papel de su vida, algunos fingen debajo del antifaz. Pronto la ciudad dormirá de nuevo... esperando que los kazoos la despierten un año más. Pero mientras siga despierta, las plazas, calles y fuentes brillarán por encima de las farolas para acercar este pedazo de cielo a las estrellas.