Guía práctica para la cría, cuidado y adiestramiento del gamusino (2ª Parte)

Conseguir un gamusino

Antes que nada, tenemos que saber cómo es un gamusino para poder reconocerlo a simple vista, por así decirlo, ya que no se dejan ver con facilidad. Existen complicados aparatos que analizan el espectrograma de la orografía del paisaje, buscando formas gamusinales, pero como Son demasiado caros e inalcanzables, construiremos uno nosotros mismos (tranquilos que un poco de bricomanía no os viene mal).

Empecemos: ¿Cómo es un gamusino? Nos centraremos en la especie que podéis encontrar cerca vuestra. Obviamos asi el "gamusinus vecordis", "gamusinus capellae" o "ignitor gamusinus", por citar algunos de otras latitudes. El que ahora nos importa es una variedad bastante especial: "lumen gamusinus". No es de las variantes más espectaculares ni de las más agresivas. Y es por esto último por lo que podremos llegar a domesticarlo con relatuva facilidad.
Como su nombre indica, es un ser de luz. Nada que ver con luciérnagas y similares que emiten luz química, no. El gamusino de luz crea luz a partir de luz. Es decir, necesita una fuente de luz, de la que absorbe fotones que almacena en sus encías, soltándolos en forma de haz semiconcentrado que enfoca hacia las presas, en rituales de apareamiento o porque, simplemente, le de la gana.
Todo esto es muy bonito, pero diréis ¿cómo es un gamusino de luz? Pues es un vertebrado, mamífero, por supuesto. Y además volador. Os preguntaréis cómo puede ser mamífero volador, ya en teoría sólo existe con estas características el murciélago. Se debe a que ha evolucionado igual que el murciélago, pero no pongáis esa cara de asco, su aspecto es mucho más hermoso, y ni que decir tiene que la morfología de sus alas (3) son completamente diferentes (no son membranosas, sino irisadas y con el aspecto de la superficie de la pompa de jabón más bonita que hagáis nunca.
Posee también un par de garras que le facilita las labores de caza, así como tareas varias. Completan su cuerpo unas zarpas grandes y elásticas que le ayudan a ponerse en vuelo sin tomar carrera en absoluto, o comenzar vuelo hacia atrás con resultante soltura.
Su "cara" es aterciopelada, pero como si cada pelo fuera de fibra óptica, lo que le confiere ese aspecto extraño y capaz de lograr la invisibilidad por medio de los haces de ángulos refractarios.
Antes de seguir, creo conveniente conseguiros unas fotos para documentaros de forma adecuada esta explicación, más vale una imagen que mil palabras.