Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: El valle del silencio (3ª Parte)

Crónicas de una hoguera

martes, junio 26, 2007

El valle del silencio (3ª Parte)


El silencio era absoluto. No había pájaros ni ardillas, ni ciervos ni jabalíes... tan sólo un hedor que se hacía más persistente a cada paso que daba adentrándose en el bosque. Y sin embargo no había nada que deseara más que seguir, intentar dar un paso más hacia lo desconocido sin sentir un ápice de miedo en su corazón. Cualquier niño de la región se habría estremecido con tan sólo la idea de estar cerca del bosque… y él estaba dentro, acercándose a todo aquello que se contaba que existía allá adentro.

No pasó demasiado tiempo cuando a su espalda se comenzaron a escuchar crujidos de ramas en los árboles. La noche estaba en calma, así que pensó que los primeros habitantes salían de su escondrijo para curiosear. Él no podía ver nada, pero casi rozando su nuca se veían varios pares de ojos verdes y muy pequeños que asomaban entre las hojas de los arbustos, siguiendo con la mirada cada uno de los pasos del muchacho. Llevaba casi una hora de camino cuando decidió parar a admirar lo que le rodeaba. No sabía hacia dónde dirigirse, tan sólo un extraño deseo le guiaba hacia delante, sin permitir que la idea de dar la vuelta pasase siquiera por su cabeza. Apenas hubo apoyado una rodilla en tierra cuando una rama cayó desde lo alto de un antiguo cedro que se erguía ante él. No era normal, la rama aún estaba viva… sólo podía significar una cosa: los duendes ya estaban allí e iban a mostrarse. Súbitamente, un pequeño cuerpo se deslizó a gran velocidad por el tronco del árbol, aunque el compás de sus movimientos lo hacían terroríficamente cómico.

Ante él se presentó un ser deforme, de nariz y orejas afiladas, cubierto de harapos verdosos y con un cierto tono olivado en la piel. Estaba claro que el emisario de los duendes había llegado.