Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: El gran viaje de una gota de agua

Crónicas de una hoguera

viernes, septiembre 22, 2006

El gran viaje de una gota de agua



Que yo recuerde, vine al mundo hace millones de años, junto con todas mis compañeras. Éramos innumerables, todas iguales y únicas al mismo tiempo. Nuestra existencia era bien sencilla: flotábamos a nuestro antojo hasta donde queríamos... incluso a veces subíamos a la superficie para contemplar los rayos arrojados por nuestras amigas más aventureras. Era feliz... simple y feliz.
Pero un día sentí algo extraño. Era como si todo fuese más pesado. Poco a poco notaba como unas cuantas nos arremolinábamos unas contra otras, apretándonos, condensándonos más y más. De repente no sé qué pasó... todo era oscuro, algo había cambiado en mí. Me sentía más viva que nunca. Desde ese momento, abandoné a muchas compañeras para formar parte de algo mucho más grandioso: la vida. Viajaba dentro de algo vivo, formaba parte de él. Me conducía a tierra firme... ¡tierra!, nuestro mayor enemigo. Pero no importaba, esa masa tantas veces odiada ya no podía hacerme daño.
Así estuve, de aquí para allá, recorriendo el mundo, viendo cosas maravillosas... hasta que una mañana volví a sentirme como años atrás, aunque algo cambiada. Era pesada, maloliente, y mi cuerpo se veía de un tono amarillento que no daba mucha confianza. Caí sin remedio a tierra, a ese mundo que tanto me había mostrado y que ahora se abría ante mí esperanzador.
A los pocos minutos, muchas de mis compañeras de este viaje maravilloso se perdían, tragadas por ese terreno que tanto temimos en el pasado. Pero mi suerte fue distinta: cuando estaba a punto de ser absorbida por la tierra, empecé a notar un calor que se adueñaba de todo mi ser, de cómo me iba estirando en todas direcciones hasta convertirme en algo diferente. De pronto me encontré flotando. Ascendía lentamente. me separaba del suelo más y más. A un lado podía ver a todas mis compañeras de una sola vez y, al otro, valles y montañas que se perdían en el horizonte. El viento me mecía suavemente. Era una sensación fantástica, como si nada importase lo suficiente.
Flotaba más y más, sin darme cuenta que el calor que antes me había salvado de la sepultura, ahora me abandonaba. Me sentí aterida de frío, me encogía para no tiritar, pero era inútil. Al poco caí rápidamente. Lo único que podría expresar lo que sentí es un gran tobogán por el que millones de mis compañeras y yo íbamos cayendo, separándonos, juntándonos, fue muy divertido. De pronto me ví en la cima de una montaña, tragada por la tierra, perdiendo una batalla que tenía los días contados. Pero, para mi sorpresa, no fue lo terrible que imaginábamos, al contrario. Caí en un torrente de amigas que creimos perdidas años atrás. Bajábamos a toda velocidad por una cavidad subterránea montaña abajo. Cuando vi la luz, fuimos a parar a un páramo muy bonito, un río que se abría paso entre piedras redondeadas por nuestro paso y árboles que nos flanqueaban serios y vigilantes.
Y allí me he quedado. La vida es tranquila, sin sobresaltos. Sé que un día volveré a mar abierto, a reencontrarme con mis viejas conocidas pero, por ahora, mi sitio está en este pequeño recoveco del río, viendo pasar tantas cosas maravillosas ante mí que me resisto a abandonar un poco más este sitio. Además, alecciono a las nuevas que sólo han visto lo que para mí ha sido sólo una parte de un viaje fantástico, casi místico, y que algún día volveré a hacer.

1Comments

  • Últimamente ando algo perdido,
    me han vencido viejos fantasmas,
    nuevas rutinas.

    Y en cada esquina acecha un ratero
    para robarme las alhajas, los recuerdos,
    las felicidades...
    (Ismael Serrano)


    no viene a cuento, pero me encantó tanto que me dije: "tiene que leerlo el willy"

    muchos colores y achuchones
    clementine

    By Anonymous Anónimo, at 2:54 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home