Nomenclatura de un peso muerto
Anoche sentí la ingravidez en mi cuerpo... como antes, mucho antes. Seguía acostado en la cama, pero podía volar, rozar las hojas de los árboles y notar el rocío en mi cara. El viento y yo eran uno. Bajo las estrellas, entre ellas, alcanzaba bosques y océanos a la velocidad que sólo supera al pensamiento: el sentimiento. El sentimiento de estar vivo, ser vivo, saberme vivo.
Lástima que fuera un sueño. Aunque doy gracias porque lo fuera.
Lástima que fuera un sueño. Aunque doy gracias porque lo fuera.
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