
Luz fría, destino negro. Una vez tras otra se repite una triste cantinela absurda entre los borrachos del bar. La barra, demasiado limpia para ser legal, es escena de sacrilegios a la vida cada noche. El cierre es próximo, los sudores y las pesadillas acompañarán a los duendes otra jornada más. Sólo un pequeño observa pensativo el paso de las horas, como ausente. La nieve cubre toda la ciudad, renos y dragones pululan entre las sombras de los callejones, desiertos y mudos ante una mirada que parece compasiva.
Niños y sonidos se arremolinan alrededor del círculo de fuego para danzar una última vez, sólo una vez más. Nada importa, todo ocurre, tan sólo fluye.
Niños y sonidos se arremolinan alrededor del círculo de fuego para danzar una última vez, sólo una vez más. Nada importa, todo ocurre, tan sólo fluye.
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