Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: Cinco minutos

Crónicas de una hoguera

jueves, junio 19, 2008

Cinco minutos


Una cama repleta de sueños y sólo veo una torre oculta entre polvo de hadas. Ayer subí de nuevo a mirar aquel bloque de piedra inerte, y todo me pareció más pequeño, como si todo hubiera encogido al latir de los días. En ese momento supe que no podía volver a subir, que todo lo que podría era imaginar aquel lugar como aquella vez, pero mi mente volaba al rebufo de una paloma que aguantaba otro día más sin morir.

Es precioso el contraste de las sombras durante la noche, como si todo se redujese a un simple mordisco del destino en el que todo el futuro se enrosca en mi garganta cada vez que trago saliva. He cambiado los paseos solitarios por otros en los que el ruido te envuelve hasta el punto de romper en silencio. Palabras vacías de princesas descalzas y rastros de amor por las esquinas… eso es lo que veo a mi alrededor en esas noches de vagabundo alquilado en las que busco una absurda respuesta encima de cada posavasos.

La última vez fue realmente extraño, como un pañuelo que se retuerce cada vez un poco más, mostrándome una de esas princesas encontradizas que vomitaba lágrimas de locura infantil. En ese momento estuve más cuerdo que nunca, pero como todo en mí, fue pasajero. Ahora me alegro de aquella noche, a pesar de lo mucho o poco que significará el resto de mi vida, pero me ha enseñado a desconfiar aún más de mí, y eso sólo lo he aprendido en esas noches de silencio atronador en las que una barrera me protege del mundo y me lleva del brazo hasta las sensaciones más vacías y sensibles que nunca he soñado, que no vivido.

Hoy, viendo unas fotos de un universo paralelo, he sentido envidia. Envidia de lo que hay ahí fuera aunque no exista y me lo esté perdiendo. Daría un año de mí por sentir tan sólo un día como aquellos a los que he criticado durante años, debe ser bonito soñar despierto. Echo de menos esos momentos en que nada importaba, cuando una caricia bastaba para evadir al mundo de mi lado y dejarme a solas contigo en la penumbra, cuando las canciones vibraban y no había luces que me mostraran que no podía ver.

Eso fue hoy, pero no quiero ver cómo volver a vivir tanto rencor ni miedo, a esperar sólo un día más, a sentir cómo el aire se acababa en mis pulmones y daba lo mismo. Mañana será otro día, y me quedaré cinco minutos más en la cama soñando, mientras pueda volver al futuro cada vez que lo desee.