Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: octubre 2009

Crónicas de una hoguera

jueves, octubre 29, 2009

La caída del caballero (unos días después)



A veces una mirada puede ser la mejor de las victorias o la más amarga de las derrotas. La batalla se reducía a algo tan simple como un asentimiento que nunca llegaba, y todo el reino yacía expectante a la caída de la tarde par que el carruaje hiciera su aparición entre las brumas del mar de Himnurg. Todo permanecía en silencio, casi inerte, como si el canto de los pájaros se hubiera callado por un segundo que no terminaba jamás. El aliento se hacía cada vez más entrecortado y, de repente, el espanto embargó su alma: estaba muerto.

No se había dado cuenta pero… ¿cómo había podido pasar? Lo único que sabía es que había estado aquella noche delirando sin más protección que una vieja cota de malla raída por el tiempo. Y ahora, semanas más tarde, cuando todo parecía que había terminado, el dolor en el pecho que le hizo desistir del frente se le extendía por todo su cuerpo como si su sangre fuera lava.

El devenir de pasos aquí y allá rompió el silencio casi mágico que minutos antes embriagaba la ladera, pero en ese momento, en ese justo momento, miles de criaturas indefinidas se arremolinaban alrededor de un cadáver que aún suspiraba débilmente mientras se aferraba a algo que escondía en su mano. De repente, exhaló una última vez y se desvaneció en medio de los presentes. Al golpear su mano contra el suelo, se abrió lentamente dejando a la vista la marca de un objeto que se había desintegrado tan sólo hace un instante… era la marca de una pulsera labrada con una extraña escritura que ninguno había contemplado. Jamás se sabría lo que era esa pulsera ni qué secreto escondía, ya que el caballero nunca reveló a nadie que la poseía, ni siquiera los más allegados de la corte eran conscientes de lo cerca que lo tuvieron siempre y fue su secreto mejor guardado por un caballero de la Antigua Orden Oscura.

domingo, octubre 18, 2009

El retorno del caballero


Entre princesas de piel y nata descansa un guerrero venido a menos. “Te lo recompensaré”, eso fue lo último que escuchó con verdadera ironía para sus adentros. Detrás de duendes diurnos y vampiros de la noche, sólo los gatos siguen luchando por una vez en el mundo… y en medio de ese desorden, en su cabeza resonaba ese maullido. Sabía que su impaciencia e inmadurez no eran buenas compañeras en su viaje y, por ese motivo, se había prometido despojarse de todas sus ropas, enseres y lamentos para iniciarse de nuevo en la búsqueda de la verdad, una verdad que le sería revelada con paciencia y sólo cuando se encontrara en paz consigo mismo.

El amanecer de ese día le pareció mucho más hermoso de lo que recordaba. Y decidió sonreír sólo cuando fuera real, cuando en su interior naciera un deseo de mostrar la alegría de su alma. Y así lo hizo, estaba aprendiendo a ser él.