Always look on the bright side of life

Cada mirada, cada caricia sincera me eleva el alma. Pueden llamarme loco, absurdo, lo que quieran, pero la sonrisa cada vez es más grande, y eso es lo que debe prevalecer por encima de todo lo demás. Sigo esperando ese aullido que el lobo hace a la luna en la oscuridad de la noche, gritando su nombre para hacerse un hueco entre los dioses, ahora muertos. Todo gira más lento y delicioso a su alrededor, disfrutando de todos los paseos, colores, sabores, olores, sensaciones, percepciones, imaginaciones y locuras. Todo parece divertido, nuevo, cambiante… perfecto.

Mirada cómplice, abrazo sincero y tierno, sonrisa pícara y comprensiva. No estuvimos horas, sino muchos momentos, uno tras otro, en los que cada palabra, cada silencio tenía un significado mágico. Nada importaba más allá de ese halo que teníamos alrededor, que nos protegía.

Me encantó no darme cuenta de la puerta, no por haberlo pasado por alto, sino porque estaba tan “ennosmismado” que flotaba a un dedo del suelo mientras las palabras bailaban.

La liebre

La vida se vuelve niña al redoble de una caja china. Cada recuerdo es ahora mucho más vívido en una lucha por reaccionar ante dos caminos que se despiden mientras se abrazan. Y un cielo gris me espera tras la puerta de la calle, como si las olas no fueran suficientes para arrastrarme a una marea de resaca. Todo se revela como el final de una película de suspense a la luz de miradas de comprensión incondicional. Una cuerda surge una y otra vez sin que pueda cogerla en la oscuridad, y esta vez la luz me ha cegado, espantando locos a mi alrededor. Gélido, impávido, sereno y silencioso. No hace falta más.

Viento del Este

Anoche ocurrieron mil y una vidas. Pude ver más allá de donde terminan las paredes, nada se interponía ante mí. Seducí de la forma más extraña y dulce que nadie hubiera sido capaz de hacer jamás. .. todo desfilaba ante mí como en una película. Anoche me echaron de una casa. Contaba cada lágrima que caía por mi cara derante varias horas, sin poder respirar ni hablar... sólo llorar. Anoche ocurrieron mil y una vidas en tan sólo unos días que fueron horas.

Hoy me he despertado y he visto que todo era un sueño, el más real que viví nunca... hoy la vida sigue, igual que siempre, hasta que esta noche me encuntre con las sábanas empadadas de lágrimas que me esperaban para acunarme.

15 días antes

Guardando cada segundo como si fuera el último; respirando un aire nuevo, amenazante; sintiendo cada mirada en lo más profundo... todo pierde y gana sentido del momento fugaz en el que nuestras miradas se arrinconan, y todo parece loco y extraño, vivo y colorido, fiel a la otra verdad, libre de cuentos y engaños al abrazo de una almohada solitaria en mitad de la noche. Todo se desvela como en un criptograma ideado por un loco en un momento de lucidez absurda: cada nota es un segundo, y cada segundo una vida en la que nada importa y todo estalla en susurros ajenos y comprensivos.