Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: agosto 2008

Crónicas de una hoguera

martes, agosto 26, 2008

Arcoiris


Hace demasiado poco nadie podría entender lo que pasaba por mi mente: en un rincón oscuro se encontraba un niño. Desnudo e indefenso, lloraba día y noche por no encontrar un camino empedrado de horas, minutos y segundos, porque entendía que el final se encontraba justo ahí, en aquel castillo de cuento que nunca había visto y que sentía cada vez más distante. La habitación cada vez se hacía más pequeña con cada lágrima del niño, que veía cómo uno a uno se iban marchando el resto hacia una luz que sólo podía ver a través de sombras proyectadas en el fondo de la habitación y que le mostraban un mundo irreal, tan irreal que no podía ser verdad.

En realidad, todo ocurrió muy deprisa, como si fuera justo el momento en que debiera pasar, como si ese momento se hubiera estado reservando para una sorpresa mayor en el fin de la fiesta. Una mañana vio cómo de la nada surgían unos ojos, unos ojos que le atravesaban mucho más allá de lo que nadie hubiera hecho jamás. Y sintió miedo. Miedo a lo desconocido, miedo porque ya no se fiaba de nadie, miedo porque las miradas no podían expresar aquello que buscaba en rostros desconocidos que deambulaban inertes por la calle. Pero esos ojos no dejaban de mirarle, con una ternura que hubiera roto cualquier piedra por pesada que fuese. Y de pronto, dejó de llorar. Fue ese momento en el que entendió que las lágrimas sólo sirven para ahogarse, que la inmovilidad que sentía en sus cadenas era sólo el reflejo de sombras de la realidad, y como sombras que eran, se podían atravesar.

A partir de ese instante, vio un gran arcoiris que cruzaba la habitación, inundando todo de colores que nunca hubiera soñado siquiera que existieran. Pero no se lanzó hacia ellos, sólo saboreó su hallazgo con sabiduría. Sabía que debía ir hacia allí, que necesitaba hacerlo, pero por una vez, una sola vez en su vida quiso hacer las cosas bien, no sólo por él, sino también por lo que le aguardaba fuera de la habitación en la que había vivido tanto tiempo. Sabía que un día saldría de allí, que todo terminaría como él siempre había soñado, pero ese momento aún no había llegado, y estaba dispuesto a esperar el tiempo que hiciera falta para lograrlo. Y mientras disfrutaría de los colores, los sabores, los nuevos olores que nunca había experimentado pero tantas veces imaginado.

Ese niño era yo, y la habitación me estaba ahogando sin remedio. Hoy, después de ver aquellos ojos, he crecido tanto que pude romper el techo y salir de allí hacia la luz, esperando el momento adecuado para que ocurra, ocurra contigo.

sábado, agosto 16, 2008

Hoy puede ser un gran día


Hoy es posible que ocurra cualquier cosa, desde la más pequeña e insignificante hasta la más grandiosa. Puedo equivocarme, de hecho lo más seguro es que así sea, pero ahora me siento como ese niño que se relame ante un helado aún humeante en su mano, esperando a ser devorado. Puede que el punto de inflexión se encuentre sólo en mi cabeza, pero creo que es más que suficiente como para que me hacerme decir basta de una vez por todas. Creo que el respiro me lo merezco más que nadie, y es algo que no podrán arrebatarme aunque quieran, por muy absurdo y evidente que parezca. Atrás dejo mucho peso con el que respiraba peor, me sentía cansado, sin ánimos... y desprovisto de corazas y armaduras, el camino parece mucho menos empinado que antes.

La noche me proteje, y yo la protejo a ella, en un abrazo que nos funde como hace tiempo que no ocurría. Tan sólo unos días atrás, me guiñaba un ojo, feliz por la decisión que había tomado y borrando esa expresión de miedo de su cara plateada. Hoy puedo ver duendes por las calles, y hasta el hombre de arena ha recuperado su hatillo para esparcir la tranquilidad del sueño más allá del círculo de fuego... así que soñad, mis niños, soñad y volad hasta donde nunca habeis podido hacerlo... quizás yo ya esté allí, esperando.

lunes, agosto 11, 2008

Soñando despierto


Aun a pesar de la rutina atípica vivida estos días, hoy he hecho una excepción en mi mundo y me he permitido saborear todo aquello que siempre me ha gustado y que pocas veces puedo permitirme. Hoy el cine ha teñido de concentración y reconocimiento todo aquello que tantas veces he pensado y vivido y tan de lado estaba dejando sin darme cuenta; he sentido el aire en mi cara como hace tiempo que no hacía y que tanta satisfacción me brinda; la visita a una de mis piedras sólo acompañado de mí mismo y del ruido de mi respiración que se fundía con el viento ha dejado escapar dos lágrimas que deseaban salir desede hace demasiado tiempo; la música ha vuelto a mí de la forma que más me gusta y que creo que, aun sabiendo que seguramente me equivoque, sólo yo puedo apreciar. Y lo mejor es que ese hoy aún no ha terminado, que todavía resta un remate final que asegura una sonrisa cuando hoy me vaya a la cama, que espero que ocurra muy tarde. Hasta entonces... buenos días, buenas tardes y, por si no nos vemos luego, buenas noches Luna.