Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: octubre 2006

Crónicas de una hoguera

martes, octubre 31, 2006


El universo se ha fundido en un mar eléctrico. Notas insonoras bailan a cada palabra que viene a mi mente, y los recuerdos se hacen borrosos ante la atenta mirada del halo de la Luna, que sonríe sorprendida por el tiempo que pasó sin hacerlo. Todo se detiene ante la mirada de Yelmo Negro, expectante en su cueva, que relincha ahogadamente su aliento marchito de vida. El agua se convierte en hielo líquido, esperando la noche mientras ensaya movimientos bellos que mostrar a su público. Todo el concierto está ya preparado, suenan acordes incomprensibles. Y los pájaros, inmóviles en el aire vigilan el cielo en busca de nubes de tormenta que amenacen a las estrellas más apagadas del firmamento.

La rebelión de las máquinas


Los objetos, todo a nuestro alrededor conspira contra nosotros, es un hecho comprobado científicamente. En términos científicos se oculta bajo el eufemismo de la teoría del caos. Pero eso es completamente falso. Las llaves se ponen de acuerdo para que la última que probamos sea siempre la que abre la cerradura que queremos; los pájaros juegan a hacer diana en las cabezas que pasan bajo ellos, y cuando más calvas mejor; los relojes se atrasan cuando esperamos una hora con inquietud…

La teoría del caos, lo de la mariposilla que aletea en Londres y llueve en Nueva York, es una fábula que nos han contado para que durmamos bien por las noches, ajenos a que ,cuando nos despertemos, el despertador se ha parado “mágicamente” y no nos avisó hace 3 horas de la hora de levantarnos para ir a trabajar. ¡Es de locos! ¿Qué le hicimos a nuestras posesiones para que se vuelvan contra nosotros? Es como en la película La rebelión de las máquinas, sólo que la realidad siempre supera a la ficción.

Algunos consejos para no sucumbir ante el poder oculto de los objetos:

- Las pilas hay que vigilarlas. Es normal que, cuando queremos unas pilas para ese mando del nuevo DVD (que por supuesto no trae aunque lo diga en la caja), desaparecen las que teníamos en el cajón, y terminamos por coger las del reloj de la cocina, y como están ya muy gastadas, el radio de acción del mando se acorta hasta que casi es mejor darle directamente al botón del DVD con el mando.

- Nunca dejéis una rebanada de pan en el tostador hasta que éste quiera que salte. La programación de los tostadores asegura que en un pequeño lapso de tiempo la tostada salta crujiente y lista para untar pero, nada de eso: se queda más tiempo y cuando nos damos cuenta ya huele a quemado, el quemado de la costra negra y dura que tiene eso que antes era pan.

- Aseguraos que tenéis una peli guardada en casa por si un día no hay nada por la tele. Es normal que un día queráis ver ese programa que lleváis esperando toda la semana, y cuando están ya en pantalla los títulos de cabecera… puf, venga nieve en el televisor: “se fue el repetidor”... si si.La lista es infinita, así que para terminar sólo diré que os vigiléis las espaldas, puede que el cuchillero tenga oscuras intenciones.
- La lista es infinita, así que para terminar sólo diré que os vigiléis las espaldas, puede que el cuchillero tenga oscuras intenciones.

lunes, octubre 30, 2006

La muerte tenía un precio


Esta mañana, mientras desayunaba tranquilamente en la terraza, he visto cómo una pareja de los llamados hombres-rana salían del agua. A sus espaldas, como es habitual, portaban unas bombonas de oxígeno con las que se les permite respirar debajo del agua a los que no tenemos branquias (no es el caso de algunos niños, que tienen desarrollados estos apéndices respiratorios… o es que no os habéis fijado en que hay niños que cuando van a la playa les da igual estar 7 horas en el agua? Ellos tan contentos. ¡Eso no es natural hombre! ¡Si cuando me hago dos largos ya estoy que echo el hígado por la boca!).

Entiendo para qué llevan esas bombonas, que si, que estarán llenas de aire, pero tienen que pesar. Lo que pasa es que la verdad es que no les hace falta, si no se van a ahogar. ¿Qué cómo puede ser eso? Vamos por partes.

Si una persona bebe un sorbo de agua y se le va por otro lado, ya sabéis lo malo que es eso ¿verdad? Parece que se te han cruzado los tubos ahí dentro y que todo se te va para los pulmones… horrible. Pues bien, si eso pasa con un sorbito… imaginad cuando estás ahogándote y te tragas medio mar mediterráneo tu solito, por lo menos los ojos tienen que salirse de sus cuencas ¿no?
Aún así, la verdad es que, aparte del mal rato que pasaríamos, una vez “muertos” no pasaría nada más. Lo explico por fases:

1º Fase de trago de agua de forma súbita, compulsiva y sin querer queriendo.
2º Fase de acordarte que la bombona la dejaste porque creíste que eras un machote y que a pulmón libre eras capaz… pues no, por listo.
3º Fase de depósito del agua ingerida en los pulmones.
4º Fase de ponerte muy malito, intentar coger aire, pero bajo el agua… así que más de lo mismo, por tonto otra vez.
5º Fase de muerte.
5º-A. Fase de muerte del cuerpo. Sólo reacciona a estímulos sensitivos primarios (vista, y oído).
5º-B. Muerte cerebral. Se te acaba el chollo, tienes las llaves para un pisito interior y sin ventanas en Villahuesos.
5º-C. Aparición de la muerte en “persona”.

Aquí vamos a parar. Se aparece la muerte y nos quiere llevar al mundo desde donde mean los angelitos para hacer llover. Se acerca… y con sólo rozarnos ya nos tendría fichados… pero hay un problema: no puede rozarnos porque ¡tenemos un traje enterizo de neopreno! Solucionado el problemilla. Empieza a tocar aquí y allá, pero como no hay ningún sitio donde toque piel, se da media vuelta y se larga. Hemos ganado la partida, por el momento. Ahora salimos del agua y nos ponemos boca abajo para vaciar el odre que ahora tenemos por estómago (visto bien, con la barriga hinchada por el agua y el traje de neopreno parece que somos globo de los de helio que venden en la feria…vamos, que no es muy estético que se diga, así que daos prisa en vaciar todo el agua.

Ahora vienen los problemas de verdad, porque no estáis muertos, pero tampoco vivos, así que seguís andando, comiendo, durmiendo… lo que sea, pero con el traje de neopreno puesto todo el día. Si os lo quitáis viene la muerte y os toca así que ya sabéis, neopreno que te crió. Sé que es incómodo, que es ridículo ir por la calle así pero aquí van unas recomendaciones para sacarle partido a vuestra nueva vida enfundada en neopreno:

- Comprad una casa en la playa, así la gente pensará que vais o venís de ella y no se extraña.
- Pedid trabajo en agencias de buscadores de tesoros, de ostras, de cosas así, se gana una pasta cuando puedes estar semanas bajo el agua sin tener que respirar.
- También podéis ir con los Teletubbies, total así sólo habrá un majareta más ahí y no resaltáis mucho.
- Como no os morís, podéis hacer todo lo que siempre habéis querido: subir al Everest, saltar al vacío desde un acantilado… ejem, vale, que no…podéis robar un banco sin que os afecten las balas de la poli, ir por la autopista con un monociclo cuesta abajo y en sentido contrario (contando que tú no sabes montar en monociclo y te caes a la mínima), puedes comer ensalada de tornillos aderezada con limaduras de hierro para presumir con tus colegas (se puede ganar mucha apuesta tonta con este sistema, creedme).
- El límite lo pones tú, sólo una última advertencia: para evitar las pérdidas de objetos personales en los desmembramientos por choque, caída, disparo, congelación, etc. llevad un rollo de cinta adhesiva, os sacará de muchos apuros si tenéis un brazo a punto caerse y tenéis la otra mano ocupada con un bocata (que está bueno, que si no merece más la pena tirarlo y sujetar el brazo, pero sólo si está bueno ¿eh?

jueves, octubre 26, 2006

El secreto mejor guardado de la Historia


A lo largo de la Historia, la humanidad ha guardado secretos a sus congéneres para salvaguardar los intereses de unos pocos que se creían elegidos para controlar el mundo. Por suerte, algunos de esos “salvadores de la humanidad” han entrado a menudo en razón, revelando las oscuras intenciones de esos hombres que manejan los hilos en las sombras, secretos increíbles que, en numerosas ocasiones, llegan al público como simples leyendas urbanas. No hay que engañarse, ya que, aunque no todas las leyendas son ciertas, si que tienen una base de verdad, y es precisamente esa base la que se debe tomar muy en serio.

Es por ello que ha llegado la hora de desempolvar un secreto que ha estado guardado desde hace siglos por los gobiernos de todo el mundo, así como la comunidad científica. Como todos los secretos, ha sido mucha la infraestructura para ocultar la verdad pero, gracias a una labor de investigación comparable a las técnicas del MI-5 o el MOSSAD, se ha podido descubrir la realidad: Cuenca NO existe.

“¿Cómo va a ser verdad? Yo pasé por Cuenca y existe”. Miles de personas podrán decir estas palabras sin dudar un ápice de su razón pero, nada más lejos de la realidad. La respuesta, si bien resulta muy técnica y compleja en su desarrollo, a la postre es bien simple: se trata de decorados. Sólo hay que fijarse en el detalle significativo de que nadie que yo conozca, repito: nadie, conoce a alguien que sea de Cuenca, ni siquiera que hubiera vivido allí. Aún así, hay gente que verdaderamente conoce a gente que vive allí, y la explicación es sencilla: el área que se supone habitada por los conquenses, realmente sí que tiene habitantes, es decir, existe un grupo militarizado que convive en el subsuelo de la zona, actuando en el papel de habitantes en el caso de que alguien pase por las cercanías de la “ciudad”.
Recientes investigaciones han revelado que, en la antigüedad, existía una ciudad floreciente en las coordenadas pertenecientes al engaño. Al igual que su representación, se llamaba Cuenca (Cuencópolis en realidad), y era la sede de una federación de ciudades estado que promovían la cultura como forma de elevación del hombre hacia la pureza. Es precisamente en esta ciudad en la que se basa el mito de la Atlántida. Si, han leído bien: la Atlántida. Es normal que se pregunten: “¿y los griegos?” “¿Herodoto?”. Como es sabido, los textos en donde se hace referencia a la ciudad perdida son confusos y contradictorios. La razón es que esos textos han sido cambiados de lugar a propósito hace siglos. Son provenientes de la antigua Tartessos, ubicada en la era antigua en las cercanías de Cádiz, y que tenía estrechas relaciones comerciales con la pólis que nos ocupa. Por eso la ciencia oficial postula la teoría del continente hundido. Pero la verdad es otra. Es cierto que la ciudad fue arrasada por una ola de proporciones gigantescas, arrastrando y destruyendo todo lo que dejaba a su paso. Las huellas de ese cataclismo se hacen patentes en las costas de Cádiz (hasta donde los restos íntegros de Cuencópolis fueron arrastrados (lo que supuso un duro golpe para la ciilización tartésica que, al final sellaría su decandecia y desaparición). Un ejemplo de eso son las famosas columnas de Hércules, que formaban parte en su origen del templo de Akratosius, en el que luego se basó el famoso Telestérion de Eleusis.

Recreación del Templo en Cuencópolis


Actualmente existen unas excavaciones arqueológicas a varios cientos de metros bajo el suelo del escenario conocido por la sociedad como “Cuenca”. Este escenario es fácilmente desmontable, dejando al descubierto la verdadera geografía del terreno: un desierto que no se ha recuperado del cataclismo sufrido siglos antes.

Captura de pantalla del área donde supuestamente se ubica Cuenca (Google Earth)



Así que, si todavía sigue pensando que Cuenca existe, es libre de hacerlo, pero sepa que si elige aceptar la verdad, será uno de los pocos privilegiados que poseen la llave que abre las puertas de un conocimiento latente en el subsuelo de nuestra tierra y de la que, una vez, fue capital Cuencópolis.

miércoles, octubre 25, 2006

Va de lenguas


El idioma… ¡qué bonita es la variedad! Qué hermosa es la cara de tonto que se te queda cuando viene una alemán y te suelta así, sin anestesia: “Bitte, wo es á der Dienst der Post? Ich muß Medizin sammeln, um kurz nicht zu sterben”. Y tú vas y le sueltas:
“Ya, claren me espiken german un poquiten, pero el centro está por allí”. Imbécil, que tiene que recoger unas medicinas, que se muere”. ¿No sería más fácil inventar un cartelito que pusiese algo como “Sólo hablo mi idioma, y da gracias”, y distribuirlo a nivel internacional? Se evitarían muchos problemas.
Ahora resulta que todo el mundo sabe inglés, francés, alemán, árabe, chino y hasta conquense… ¿entonces por qué se siguen vendiendo tantos fascículos del tipo “aprenda inglés mientras está en el baño”? Yo creo que el don de lenguas es precisamente eso: un don. No puede ser algo inherente al ser humano, sino que son los privilegiados los que tienen acceso a una conciencia colectiva. No es que aprendan idiomas, es que sólo recuerdan algo que ni siquiera han aprendido (así cualquiera). Y encima te miran por encima del hombro como diciendo: “yo soy capaz de ligarme a esa rusa, y tú no porque no la entiendes, así que ni lo intentes que harás el ridículo”. ¿Entonces por qué tú no te acercas? ¿Qué pasa, que hay alguien que sabe más ruso que tú y te deja en ridículo o es que la rusa pasa de ti? Además, si se desconoce el idioma se recurre al lenguaje de signos, es decir, que hables muy fuerte, muy despacio y abriendo mucho la boca, a la vez que haces aspavientos como si te fuera la vida en ganar el juego de las películas.

Tanto adelanto y no existe un simple aparatito que quepa en un bolsillo, sea barato y traduzca sin error y en tiempo real lo que digo a todos los idiomas… ¿tanto pido? Si todos tuviéramos uno de esos “World Traductor” (¡Eh!, que el nombre está pendiente de patente, así que cuidadito con robarme la idea…) sería mucho más fácil comprar el brioche que queremos para desayunar en vez de conformarnos con un pan bimbo, por miedo a hacer el ridículo con la dichosa pronunciación. O podríamos enterarnos a la primera de donde están las pilas que llevas buscando media hora dando vueltas por el chino, y cuando preguntas sólo ves que están muy felices, pero que ni idea de lo que dicen. Incluso ya no tendrías que esperar a que doblaran las pelis que te bajas del internete y que cuando lo haces por error te las guardas para cuando viene visita y te quieres hacer el intelectual… ¡Por favor, que está hablando en sueco! ¿Quién demonios sabe sueco? Nadie, así que no te hagas el listo y ponla en español, que nos fijemos en algo más que en lo blanquitos que están por allí arriba la gente.

Después de esta disertación, habrá quedado claro que estoy a favor de cualquier intercambio cultural ¿verdad? Los televisores japoneses, la ropa china, la ensaladilla rusa, la música americana, la seriedad alemana, los monumentos italianos y las mujeres… españolas por supuesto, que si metes la pata, por lo menos la metes en español y te enteras de lo que hiciste mal.
Sólo me despediré con algunas expresiones típicas internacionales:auf Wiedersehen en alemán, nashledanou en checo, zaijian en chino mandarín, fardel en danés, au revoir en francés, good bye en inglés, ciao en italiano, aywa en quechua o como se dice en español: ¡Hasta luego Lucarrr!

martes, octubre 24, 2006



La inocencia del atardecer apuñala mi pecho.
Atrás dejo discusiones matutinas sin sentido,
y mi mano no alcanza a rozar la brisa
de la mañana en un día de tormenta.

Nunca es tarde, aunque los ojos no escupan
mas allá de las sombras.

Los árboles, encuadernados en savia muerta,
agonizan ante unas manos que retuercen sin parar
sus hojas, ahora marrones, y que sólo sudan
sangre en un grito de silencio.

Como una piedra que gana tamaño día a día
devorando el lecho del río.

miércoles, octubre 11, 2006

El día de la marmota


A estas alturas, a nadie sorprenderá que exista por fin una entrada dedicada al día de la marmota. Es sabida mi predilección por la teoría de los viajes en el tiempo y, eso claro está, se plasma en mis gustos peliculero-temporales. Dejando de lado, por el momento, y reservando un próximo escrito sobre “Regreso al Futuro”… ¡Alabemos al dios Zemekis! jeje, en esta ocasión el hilo conductor será la peli “Atrapado en el Tiempo”, o como popularmente se le conoce: El día de la marmota. Básicamente es la vivencia del protagonista que ve cómo su asqueroso día en un pueblo perdido de la mano de dios y con un reportaje algo estúpido (es presentador de la tele), se repite una y otra vez, con los mismos comentarios, los mismos gestos, las mismas personas, pero siendo sólo él consciente de lo que pasa. Al principio se desespera e intenta escapar, se deprime, incluso intenta suicidarse. Pero, poco a poco, comienza a sacarle juguillo al asunto… hasta adaptarse completamente a esa vida, haciéndola incluso divertida y agradable. Y como no podía ser de otra manera, al término de la cinta hay final feliz con historia de amor incluida.

Bueno, pues ahora pregunto yo: Si pudierais elegir… ¿Cuál sería vuestro día de la marmota? Parece una respuesta fácil ¿eh? LO mejor sería elegir un día alegre, de esos que recordamos como “el más feliz de mi vida”. El día que conseguí esto, aquella vez que conocí a tal… Fácil elección. ¡Pues no! Si eligiéramos un día especial, imaginad lo que sería revivirlo una y otra vez. Si, al principio sería estupendo, pero sólo al principio. Imaginad que conocéis a la persona de vuestros sueños… ¡qué bonito! Pero cuando ya haya ocurrido 1613 veces… ¿no creéis que pueda empezar a ser repetitivo? Eso es, pierde la magia. Y no es que el día pierda la magia, lo que la pierde es la situación especial que recordamos con dulzura. Creo que hasta puede ser traumático convertir “el día más feliz de nuestra vida” en sólo una historia que se repite sin cesar y de la que no podemos salir, por mucho que podamos.

¿Cuál es la solución? Pues muy fácil. Si yo tuviera que elegir un día, cogería un día anodino, un día que no hubiera pasado nada especial. Si, la rutina, eso es. ¿Por qué? Muy sencillo. Son precisamente esos días en los que no pasa nada los que más juego pueden darnos, os lo aseguro. Si tenéis algo absurdo que hacer, hacedlo. Cada día, aunque sea igual puede parecer distinto completamente si nosotros queremos.
Y como va a ser que no podéis elegir qué día será vuestro día de la marmota… mientras tanto haced que esos días de rutina absurda no lo sean tanto. Si imagináis una tontería, no la desperdiciéis, son esas cosas las que precisamente vais a recordar cuando os vayáis a la cama y os sorprendáis con esa sonrisita burlona que os delata como el más juguetón del lugar. Sólo me queda decir una cosa: Que tengáis feliz día de la marmota, por lo pronto ya estáis en el mío…

lunes, octubre 09, 2006

La eternidad en un día



Todo comenzó una noche. Fue un instante, fugaz. Todavía no había estrellas en el horizontes, y sin embargo había una en aquel lugar. Era como ese truco de magia que nunca has podido saber cuál es la trampa. Por momentos parecía que todo se estuviera deteniendo alrededor, solos los dos en medio de un haz de luz que ralentizaba el tiempo, que lo estiraba hasta casi romperlo. Las miradas se cruzaron, luego fueron las palabras... y nada más. Como si tuvieras un sólo segundo para reaccionar y pedir ese deseo que si lo dices nunca se cumple. Y el instante pasó. La noche se volvió de plomo, pesada, sin alma. Nada tenía sentido. A la noche le siguió el día. Y aunque el sol brillaba más que nunca, la oscuridad era completa. Ya no estaba el haz de luz, ya no se ralentizaba nada alrededor, todo iba más y más deprisa. Y sólo quedaba buscar ese instante una vez más. Horas y horas buscando la luz. Y la luz regresó. Pero ya no brillaba como antes. El haz de luz sólo cubría a la estrella. Alrededor seguía la oscuridad inmersa en un silencio sin sentido. Luego fueron las miradas... y nada más. Las palabras ya no tenían sentido. La luz se alejó, poco a poco. Y todo se volvió de plomo, fue un instante, fugaz. Y luego el plomo se marchó. Y el sol volvió a brillar como nunca antes lo había hecho. Y el momento se convirtió en una vida, en un instante que duraría para siempre. Fue un instante, fugaz... y nada más.