Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: diciembre 2006

Crónicas de una hoguera

jueves, diciembre 21, 2006


El sudor me caía por toda la cara. No era el calor, era miedo… miedo a vencer una vez más. Salí a la arena con mis trastos de samnita, altivo, como si fuese una máquina de matar. En realidad lo era. La verdad es que me gustaba el clamor del público cuando hacía mi aparición, era como si el mundo se detuviese justo antes de la carnicería. En mi ciudad natal, Pompeya, nada de esto se veía con buenos ojos. Yo era pastor. Mi rebaño era de los más envidiados de la zona. Un día, una de mis cabras se alejó bastante del rebaño, y fui a buscarla. Es entonces cuando oí explosiones que provenían de la ciudad. En ese momento recordé las antiguas profecías sobre la caída de mi pueblo a manos de lenguas de fuego. Y tuve miedo. Huí. Corrí hasta dar de bruces con un carro que llevaba algunos esclavos a luchar a la arena. Me apresaron y desde entonces sólo ansío la espada roma de la libertad y volver a Pompeya, a buscar a mi amada Claudia.

Justo delante, a unos cuantos pasos se encontraba un viejo conocido: Tulio. Era temido por todos los gladiadores que venían al Coliseo. Siempre salía victorioso, y su fama le había concedido la libertad hace años, pero su sed de sangre le hizo permanecer allí por el simple placer de matar. Nunca hablamos demasiado entre nosotros, pero no nos caímos bien desde la primera vez que nos cruzamos. Su prepotencia sobrepasaba mi vanidad.

Sus ojos estaban clavados en los míos, como si quisiera llegar a mis pensamientos y asestar el golpe mortal cuando no lo pensase. Pero yo ya tenía muchos combates a mis espaldas y no me iba a dejar asustar con esos trucos de principiante.

Eran los festejos, así que el combate sería a muerte. El dios dio la señal, y se abalanzó sobre mí como una fiera. Caímos al suelo, rodando y luchando por permanecer arriba. Me agarró por un brazo y empujó mi cara contra el suelo. Quería matar si que pudiese defenderme. Rápidamente me giré y quedé encima de él pero un movimiento de cintura y quedó liberado. Una vez en pie se sucedieron amagos y llaves ensayadas mil veces en la soledad del entrenamiento, pero la calidad de ambos era abrumadora, y no iba a ser fácil terminar el combate.

De pronto, en uno de mis ataques, vi la oportunidad: atacaría a su cuello. Todo sucedió muy deprisa. Su escudo de secutor nada pudo hacer contra mi espada y se partió en dos. Yo tiré también mi escudo para igualar el combate y me abalancé a su cuello de nuevo, pero en el último momento me giré y lo lancé hacia el suelo en una llave que había perfeccionado sólo unos días atrás. Tenía a ese temido gladiador a mi merced. Miré al césar, esperando para tener las manos más llenas de sangre absurda. El pulgar subió: muerte. Cogí mi espada y lentamente me acerqué a su cuello. Pedí perdón a ese desdichado y un chorro de sangre me salpicó en la cara.
Todo había terminado. De repente, se acercó un patricio que siempre veía los juegos con el emperador. Me hacía entrega de la espada roma… era libre. Por fin podía volver a casa y estar con los míos. Mi vida ya era la de gladiador pero tenía una mejor esperando en Pompeya. Todo sería como un sueño y pronto despertaría en los brazos de mi amada Claudia.

lunes, diciembre 18, 2006

El banco

Una farola ilumina un charco en una tarde de invierno, el viento hace olas absurdas en cada árbol y un banco solitario se queja de su soledad durante horas. Nadie vino a visitar esa vieja reliquia, nadie se acordaba ya desde que su amigo se fue. Él era el único que sabía apreciar su valor de verdad. Pasaban juntos tardes enteras, recordando viejos tiempos, llorando y riendo juntos por una vida insulsa que a ambos le parecía de ciencia-ficción. Ya nada sería igual. Era su único apoyo en la vida. Ambos lo eran el uno para el otro. Juntos compartían amores y odios, sueños y añoranzas.

Una mañana un camión se llevó el banco. Estaba ya viejo y había que pintarlo. Tardaron todo el día en dejarlo decente de nuevo. Su compañero llegó puntual a la cita, pero sólo vio un descampado allí donde se encontraba su refugio diario. Dio media vuelta y se fue, echando una última lágrima en ese suelo empapado por años de tristeza y confidencias con su igual. Casi ya de noche, el banco volvió a su lugar, pero nadie estaba allí esperando, su camarada se había esfumado ese día y ya no volvería más. De repente miró al suelo y observó unas extrañas marcas… ¡era su letra! Un adiós lánguido y arrastrado aparecía dibujado con tosquedad en la arena cercana a una de sus patas. No pudo contenerse más, sabía lo que pasaba, su amigo había muerto. Una vez le dijo que si él no existiera, ya no habría nada en la vida que mereciera la pena como para seguir adelante, que sólo le movían las horas que pasaban juntos. Ya nunca existirían más horas… el remozado asiento intuyó la soledad que se cernía sobre el, y no aguantó, embotó su madera hasta reventar sus clavos y allí mismo dejó de ser un banco para convertirse en un simple montón de astillas y maderos inservibles. No tardó en aparecer una pareja que eligió esa madera para una hoguera… era su primera noche a solas. Cada uno se guardó una pequeña astilla, sería como su amuleto, como algo que les uniría para siempre. Un nuevo ser venía ya al mundo, la pareja se iría con el tiempo, el ser estaría solo, aunque tendría ese par de astillas que sus padres le entregaron en su lecho de muerte. Siempre sentía un escalofrío cuando tocaba esas astillas, pero ya era hora de que volvieran a su lugar. Se acercó al descampado y las enterró, allí donde su padres le habían contado miles de veces la historia de cómo se conocieron. Todo estaba en su sitio. Se quedó mirando la tierra removida por la improvisada tumba de las maderas. El sitio era perfecto, silencioso. Y un banco de madera, algo avejentado, presidía el lugar como si hubiera estado allí desde hace mucho, aunque todavía le delataban los trozos de pegatina arrancados que todavía luchaban por quedarse un poco más pegada a la madera. Ése sería su refugio.

jueves, diciembre 14, 2006


Aún me sorprendo y no debería. Tendría que estar de vuelta de tonterías así. Si la Magia no existe, eso no puede ser mágico. Si no hay locos, eso no puede ser una locura. Las entrañas se revuelven por alguien que no se ha ganado que escupa ni una lágrima en las noches de viento y lluvia, donde su mirada se refleja en cada charco.
Morado debe ser su corazón, roja su ironía, negra la culpa y verde su ira. Los colores se mezclan en un café diluido en una mañana fría de verano. Ya no hay más que decir, las miradas sobran para vomitar de agobio.
El niño ha muerto, no existen las princesas, sólo dragones negros de alas roídas y de fuego que se apaga cada vez más. Carnaval o no, ella enseña cada día los dientes a todos, tan sólo hay que querer verlos. Me cansé de colores, bailes absurdos y canturreos hipócritas. La barra se queda pequeña y las ganas van creciendo en una pesadilla tonta que se repite hasta que sucumba a las musas tristes y desgraciadas, desterradas del abrazo de los artistas.

martes, diciembre 12, 2006


Luz fría, destino negro. Una vez tras otra se repite una triste cantinela absurda entre los borrachos del bar. La barra, demasiado limpia para ser legal, es escena de sacrilegios a la vida cada noche. El cierre es próximo, los sudores y las pesadillas acompañarán a los duendes otra jornada más. Sólo un pequeño observa pensativo el paso de las horas, como ausente. La nieve cubre toda la ciudad, renos y dragones pululan entre las sombras de los callejones, desiertos y mudos ante una mirada que parece compasiva.
Niños y sonidos se arremolinan alrededor del círculo de fuego para danzar una última vez, sólo una vez más. Nada importa, todo ocurre, tan sólo fluye.

lunes, diciembre 11, 2006


Aprovechad el tiempo, no os queda nada. Tan pronto es verano, como que muere y nace el invierno para suplantarlo. Vacaciones… un lapso absurdo. Reloj… un pretexto para los preocupados. “Y si no hay un mañana? ¡Hoy no lo ha habido!” Sólo existe el hoy, se repite todo lo que queramos… si nos dejamos llevar. Procurad que no sea así, buscad esa rama que se mueve de forma graciosa, ese comentario gracioso sobre cosas cotidianas de ese niño que está a vuestro lado, miles y miles de detalles que están a vuestro alrededor, sólo hay que saber ver con el fondo del corazón.
Todos tenemos nuestra propia máquina del tiempo, el pasado son los recuerdos y el futuro son sueños. Esto resume perfectamente a cualquier persona que quiera agarrarse a una vida anodina, siempre esperando que ocurra el milagro. Los milagros no ocurren, los hace cada uno. El que quiera un milagro, que lo busque en sus bolsillos, porque lo que es fuera no está. Los finales felices son historias sin acabar, así que vivid cada día como si ése fuera el último… uno de éstos, cuando menos te lo esperes, lo será.

domingo, diciembre 10, 2006

La libertad de las marionetas


Estúpida luna: ya no creo en ti. Se acabaron los miramientos y las segundas oportunidades. La Magia se ha ido, de hecho nunca existió. Así de simple. Manejas los hilos a tu antojo en ese teatro de marionetas que regentas para divertir a las nubes. Yo me corto los cables, ya no tendrás esta marioneta en tu baúl, busca otro peón que juegue tus cartas al son que le mandas. Siento haber perdido tantos añois intentando creer que todo tenía un sentido, que todo ocurre por algo. Nada de eso, ocurre porque tú y sólo tú quieres. A partir de ahora ocurrirá porque yo y sólo yo lo quiero, así aprenderás a no tensar los hilos hasta que se rompen, rompiendo cada brazo de madera, cada tornillo que tenemos. Esta figurita se independiza en el mundo que tú reinas. No intentes buscarme, porque no lograrás nada. Se cerraron las puertas. Sólo una última cosa: que te vaya bonito, espero que encuentres rápido otro tonto que juegue igual de bien que yo, así me sentiré más a gusto, sabiuendo que existe alguien que puede librarse de ti algún día.

martes, diciembre 05, 2006


Navegando por un patio de luces escondido entre jaulas de barro y alcohol, un velero arría su mayor, mientras el combate enfermiza.
Alguien destaca sobre todos los demás. No es el capitán, ni siquiera tiene un puesto importante en la escala de mando. Es un viejo piratilla del tres al cuarto, medio ciego y cojo por un antiguo descuido en un duelo de espadas. Aún así, su sabiduría y valor le preceden allí donde va. Su porte, desdeñable, parece imponente para los que conocen la historia del viejo lobo de mar. Ese viejo lobo que desanda sus últimos pasos para retirarse en una escondida isla en el Pacífico. Éste será su último combate. Después de vencer, se rebelará contra su capitán, un petimetre que no tiene percha de pirata, de lo que es un pirata de verdad, de los de valiente corazón y honor entre iguales. Se impondrá con su reducido grupo de seguidores y los tiburones tendrán un nuevo juguete por un rato. Su sonrisa pícara domina la batalla: sangre y miembros mutilados caen aquí y allá. Su honor está cerca, sólo un poco más.

Un escalofrío recorre su espalda, como si un trozo de su corazón no existiese. Un reguero de sangre baja por entre sus piernas, un cobarde se ha cobrado su víctima, por la espalda. Ya no habrá isla, risas ni descanso. Una lágrima recorre su mejilla. De pronto, una voz resuena a lo lejos: es su madre, ya es la hora de la comida. Varios niños dejan sus espadas de cartón y gorros de papel y se sientan a la mesa.
Nota el frío en la mano: abre los ojos y ve a su perro que le lame la mano, ya es la hora. Otro día más sin llegar a comer nada: quisiera ser un niño pirata. Coge su botella de vino, se echa sobre unos cartones y empieza a imaginar que juega… que vive.
Una pulga muerde su pata, despierta sobresaltado. Su dueño sigue ahí, entre cartones: ojala pudiera vivir más allá de su sueño de ser humano. Podría coger es vieja espada de plástico que su dueño encontró ayer en el cubo de la basura. Algún niño se habría cansado ya de ella.

lunes, diciembre 04, 2006

¿Es niño o niña? No, es un nuevo blog


Más que una entrada, esto es una cuña publicitaria. Aún así, comunico a los presentes, lectores comunicativos o escondidos en la sombra (que os tengo localizados, aunque no lo creáis...) que una nueva criatura cibernética ha abierto sus ojitos. Nació como experimento del que suscribe, pero el devenir de los acontecimientos lo relegó a un cajón en mi escritorio virtual. Ahora lo he sacado de nuevo, con la ayuda de mi compañera en el viaje: clementine-amelie. Espero que el recibimiento sea igual o mejor que el que le dedicais con el día a día a éste (por ello muchas thanks a everybody, de heart). Que vuestro entretenimiento y el nuestro vayan de la mano en este nuevo proyecto, y que la sonrisa y el remover las entrañas más profundas y sentidas sea nuestro objetivo.
No por ello este blog cierra sus páginas, todo lo contrario: se abre aún más para formar el estupendo complemento del que ahora forma parte: "La Cueva de las Maravillas". Dsfrutad del viaje, hay muchos billetes y salen baratos, así que ¡todos arriba!


Una tras otra, a cada estúpida luna nada sigue sin tomar forma. Es como si se escondiera en una nube que antes no estaba, como si supiera que allí iba a estar vigilante, entre la espesura del bosque. Y nada. Todo me parece grandioso… tanto que es incluso doloroso. Cada hoja que se mueve, cada rama que se quiebra, cada silbido de serpiente se me antoja como un estruendo en mi cabeza. Ya es costumbre terminar vomitando tras una lluvia copiosa. Cada gota parece un trueno que explota en mis oídos, ya cansados.
Y mis ojos se han vuelto tristes, apagados, sin sueños ni añoranzas, sólo buscan una próxima víctima a la que engullir. Todo está tranquilo hoy, a lo mejor consigo dormir, aunque me extrañaría después de tanto tiempo sin hacerlo. Ya casi ni recuerdo el sabor de la hierba fresca tras despertarme, sólo puedo limitarme a soñar despierto, dormitar levemente entre comida y comida, como si todo se redujera a un puñado de dientes y carne, demasiada carne. Me cansa la monotonía de comer y comer sin apenas conocer a esos pobres roedores, indefensos, que se asustan con sólo verme. Querría entablar alguna conversación… cosas triviales, sin sentido, pero un lobo es demasiado para un pobre ratón. Nadie se cree que quiera hablar con ellos…. Animal me llaman. Como si eso fuera sinónimo de descortesía. Pues no, nada de eso, sólo cansancio y fama injusta. Garras afiladas que ni peinarían el lomo de un gato. Tengo que hacer como que soy fiero pero, las uñas son falsas, y los dientes postizos, tengo calvas en mis patas de tanto andar de aquí para allá, y este reuma anuncia una noche de invierno en la que no llegaré a ver el día. Sólo mi aullido se conserva intacto. Amedrenta al caballero más audaz que se atreva a introducirse en el bosque. Ahora sale la luna… siento que voy a desfallecer… pero necesito hacerlo… sólo un aullido más.


Noches de plomo, cobre y estaño,
de clavos ardiendo en mis manos,
de lágrimas de pantanos estancados,
de risas absurdas y necias.

Sueños de plata, oro y bronce,
de miradas que conquistan,
de música mística,
de llamadas locas.

Mañanas de nuevas esperanzas,
de sonrisas burlonas,
de aire limpio a borbotones,
de ruidos tontos inocentes.

Tardes de plástico, papel y madera,
de olores desdibujados,
de falsas palabras,
de nuevas tormentas.

Noches de plomo y oro, plata y madera,
de saliva temerosa,
de aullidos insonoros del alma,
de locura entretenida en brazos malditos.