Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: noviembre 2006

Crónicas de una hoguera

jueves, noviembre 30, 2006


Presos de una noche sin velas, el calor de la luna inunda sus ojos. Una mirada basta, no hay vuelta atrás. El filo está listo, todo preparado para el desenlace. Poco a poco me descubre el cuello, con sensualidad, como si quisiera que se convirtiera en un rito místico. Tiemblo en un mar de emociones contradictorias que me frenan... no, esta vez no, hasta el final, se lo prometí. De pronto un murmullo calla la voz de la conciencia que se debate en una lucha por el mando de la nave, que se astilla por momentos. Sólo es un gato, un gato negro y de ojos rojos que mira, quizás divertido, la situación ante mi ventana. Suspiro, podía haber sido peor. Ya no queda tiempo, ahora o nunca. Miro fijamente, y de un golpe se acaba todo, descanso a su lado en mi cama, muerto, el cuchillo, todavía clavado en mi cuello, riega de sangre las sábanas como si de un siniestro grifo se tratara. Todo en silencio, y dos ojos rojos que me vigilan mientras mi cuerpo muerto espira el aliento tardío y absurdo de mi interior.

martes, noviembre 28, 2006



El viento arroja pedazos de lluvia a mis ojos, ahora gastados por la tierra que se traga todo lo que vomitan. Miles de agujas se clavan en mi piel, intentando entrar hasta el propio centro de mi ser, como si buscaran un hueso de aceituna casi roído y que se ha movido de su sitio. Los arañazos en mi alma desangran toda la alegría que un día tuvo en libertad, ya sólo barrotes de arcilla negra. Vago mundo abajo hacia un atardecer astillado, copas de coral envenenado. ¿Libertad desenfrenada? Agonía incansable.
¿Esperanza oculta? Lágrima de matorral.
Ríos de pestilente sed atraviesa esa mente, ahora seca de gritar en silencio.

lunes, noviembre 27, 2006

Navidad de acero en las calles de Badajoz. Hoy todo parece frío a mi paso, hasta el calor del sol se me hace de piedra al roce con mi cara. A mi alrededor un grupo de niños ríe alegre, inocentes testigos de un asfalto que me traga poco a poco cada día. No quedan palabras, sólo gotas de lluvia que rompen mis venas con cada tormenta. Atrás circos y carretas, delante ferias y fiestas… da igual hoy y ayer, ayer y nunca, nunca y siempre… como si el repiqueteo del reloj estrujase mi mente a cada segundo. Y no puedo hacer nada, sólo huir. Huir como nunca antes lo había hecho, huir de verdad. Ocultar la mirada a los hados del bosque y perseguir el vuelo de la hojarasca de otoño en un viaje huraño y apacible.

jueves, noviembre 23, 2006

Hoy el aire es más denso,
me cuesta respirar como si de fuego se tratase.
Ese fuego que alumbra noches
de soledad arropada por la humedad del río.
Cada mirada se me hace inútil,
y cada palabra es un ruido sin sentido
que ahuyenta las hadas del bosque.
Mi cuerpo yace desnudo ante la luna,
mientras risas ajenas escupen
a mi alrededor sensaciones
falsas de cordura.
No quiero parecerme a lo que he odiado
desde el fondo de mi ser.
Vivir, sentir, amar,
soñar se me antoja peligroso cada noche,
los sudores han perdido su gracia,
y los pájaros no cantan al amanecer.

Ese cuerpo de metal se adueña
poco a poco del universo,me consume,
alzando la barbilla absurda
y despreciablemente, mientras un perro
pasea junto a mí, clavando su mirada en mí
como su hermano, en una carretera
que no tiene fin durante el día,
y en la noche, ardua y feroz.

miércoles, noviembre 22, 2006

Nananananá Inspector Gadget... nananananá...

¿Alguien sabe lo que es un gadget? Según vas mirando por ahí los que tiene o idea la peña, un gadget es algo completamente innecesario para nuestras vidas, pero que nos brinda la posibilidad de presumir de tecnología punta, aplicada a aspectos de la vida o el trabajo y que facilita las tareas (más bien de un modo subjetivo del poseedor del gadget que lo que en realidad hace). Bajo mi punto de vista, un gadget es otra forma de denominar a los “chindogu”, inventos que, para que se consideren dentro de esta categoría, deben tener una utilidad, pero debe ser absurda. Es bastante recurrente el ejemplo de una camiseta con una cuadrícula en la espalda, para facilitar el alivio de los picores por parte de una persona ajena al portador de la camiseta (vamos que juegas a los barquitos para que te rasquen la espalda y te desuellen a base de uña). La verdad es que así, de pronto, queda un poco abstracto, pero lo mejor de esto no es la definición sino los ejemplos de las locuras de un maníaco depresivo y con tintes paranoides, que expresa su “creatividad” vomitando ideas absurdas de cómo hacer objetos que nos hagan la vida más cómoda.

El primer gadget del día es bastante interesante. Es un asiento/ sillón/cosa rara que sirve, además de para posar nuestro trasero, para guardar libros y revistas, con lo que se tiene presentable el salón para las visitas, además de tener una estupenda librería en el rincón que prefiramos.



Seguimos con uno al que le tengo especial cariño. Se trata de un despertador. Si, como suena, un despertador, aunque tiene la particularidad de poder volar. Me explico, posee una pequeña hélice que eleva el módulo emisor del típico pitido que odiamos por la mañana, y si queremos dejar de oírlo, hay que levantarse y coger al vuelo el aparatito, que se queda flotando y pitando como un condenado. ¡Simplemente maravilloso!



Ya estamos despiertos después de pasarnos hora y media corriendo por la habitación detrás del despertador ¿no? Ahora toca desayunar. Siempre tenemos que mezclar el colacao, capuchino cualquier otra bebida que se remueva por la mañana, y el sonido de la cuchara es bastante desagradable¿verdad? Eso se acabó con esta nueva taza que mezcla automáticamente la bebida. Además, sale una espumita que.. mmm. Sé que más de uno lo tiene… así que no agaches la cabeza…



El siguiente no sabría si calificarlo como gadget, porque la verdad es que a muchos les hace la vida muy útil… (si, desgraciadamente hay personas a las que eso les parece útil… pfff).Se trata de una mesa de videojuegos, así de simple. Lo novedoso es que en ella encontramos todos los tipos de controles y adaptaciones para todos los tipos de juego que existen en el mercado. Hay que ser muy friki para tener algo así… aunque, bien mirado, si alguien se lo compra, que no olvide llamarme un día para “pasar la tarde” en su casa… la ciencia es experimental ¿no? Pues habrá que probarlo todo, digo yo.



Aquí tenemos un cable medidor del consumo de energía. Sólo sirve para tener en cuenta la cantidad de energía que gastamos, y para ello nos lo muestra de forma luminosa. Nada más, no le pidáis peras al olmo, que sólo es un cable.




¿Vivís en una casa de 30 metros cuadrados, y aún así tenéis vocación de batería heavy? ¿No tenéis presupuesto para una grande y lustrosa de verdad? Aquí está vuestra solución: La batería para dedos. Reproduce exactamente a una batería normal, con la diferencia de que ésta está diseñada para ser tocada con los dedos, y de ahí su reducido tamaño. Esto sé de una personilla a la que le encantaría... ¿verdad?



¿No os pasa nunca que a media noche queréis realizar una micción y estáis en la fase onírica profunda? Vamos que os entran ganas de mear y estáis con la empanada todavía. Es peligroso en esa situación el intentar moverte a oscuras por el baño, y es normal que no encontremos la luz, así que… ¡idea! Una taza de váter con luz. Así podemos jugar a hacer diana en modalidad indoor y nocturno. Y encima si necesitas hacer aguas mayores… parecerás un gusiluz ¿qué más quieres?



Después de este pequeño repaso a este interesante mundillo paralelo que se muestra ante nosotros… sólo debo decir que estas cosas realmente se venden, pero lo peor de todo e que se compran. ¿Acaso no habéis visto la gorra con ventilador que funciona mediante una placa solar? Gadget. ¿O un bolígrafo que es un llavero/linterna/mechero? Gadget. Estamos rodeados de gadgets, no os resistáis, pasaos al lado oscuro de la tecnología.

martes, noviembre 21, 2006



Hace poco, navegando por el Internete me tropecé con un anuncio de un aerosol que contenía un montón de kilos de helio a presión, y que era capaz de hacer “volar” a cualquier objeto por un tiempo de un minuto máximo. Evidentemente es una broma del autor, aunque eso no es lo importante. La miga del asunto es lo que se trasluce detrás de éste: ¿os imagináis poder volar a vuestro antojo por esos medios? Digo “por esos medios” porque si fuéramos capaces por nosotros mismos no tendría la misma gracia, creedme. Sería más… vulgar, más fácil. Unos poderes y ya está. No le veo la gracia, aunque si tuviera ese poder... tampoco es para rechazarlo, claro está.
A lo que vamos: ¿no creéis que sería maravilloso poder volar cuando y donde quisierais? Para mí sí. Sería genial volar por encima de los árboles y rozar las hojas con los dedos, y bajar rápidamente para estar a ras del agua, a un palmo de la superficie, notando el frescor y la humedad en la cara. La verdad es que tendría utilidades mucho menos idílicas, pero al fin y al cabo, como todas las utilidades: sería útil.
Me explico: sería genial poder evitar el tráfico cuando se quisiera, o ir a ese lugar que nunca vais por falta de tiempo, ganas, dinero o simplemente, porque hay que cruzar kilómetros y kilómetros para llegar allí. Con el vuelo, todo eso se acabaría, genial ¿verdad?
Ahora vamos con los inconvenientes: Hay que pensar en lo bonito que resultaría pero también tener presente que seríamos un blanco fácil para todos los rayos de las tormentas porque, que yo sepa, mis pestañas no tienen toma de tierra todavía. También sería algo incómodo volar en la temporada de caza, porque así, en las alturas, nosotros y un pollo gordo volador parece lo mismo. Además ¿qué cazador va a pensar que es una persona volando? Ni uno. Los aviones serían un problema, porque lo normal y lógico es que pudiéramos volar, pero lentito. No tenemos un cuerpo aerodinámico, y por su puesto ninguna planta motriz adaptada al vuelo, como mucho cogeríamos mucho impulso con las piernas al despegar, pero ya está. Y los brazos no sirven demasiado para alas que yo sepa, así que sólo tendríamos el aparatito que nos eleva y mueve por el aire.
Así que, o bien es un trasto enorme con litros y litros de combustible, o un gas que no impulse a reacción, con lo peligrosillo que sería pasar al lado de una colilla recién tirada… no quiero ni pensar la barbacoa chula que saldría.
Me parece a mí que si invento algo que pese poco, nos mueva rapidito por el aire y sea baratillo, mejor que lo pruebe otro antes, que gente que quiera no creo que me vaya a faltar… así que se abre el plazo de inscripción para piloto de pruebas del Guille-01, se admiten desde ya datos de los futuros pilotos de pruebas.
Recuerden, tenemos dos salidas de emergencia delante, dos detrás y dos junto a las alas, los demás todos muertos. Que tengan buen vuelo.

Indiferencia predestinística

Ayer sólo veía miradas. No eran de odio, curiosidad o interés, tan sólo indiferencia. Es la peor de todas ellas. Uno puede ser la persona más feliz del mundo, que no le importe en absoluto lo que los demás opinen sobre él, que a la hora de la verdad, se desmorona ante la indiferencia. Miles de personas viven ignoradas por completo por la sociedad. Y no tiene nada que ver el trabajo, amigos o familia, eso es lo de menos. Puede ser que lleve un traje caro, un flamante coche negro y que tenga una familia maravillosa pero, aún así, puede ser que se sienta vacío, sin vida. Alguno dirá que es un problema interno suyo, a lo mejor lo es, pero yo creo que todo se reduce a un predestino (atención al término). El predestino, que no predestinación ni destino, intenta que el destino que tenemos todos marcados (no voy a entrar ahora en que si lo tenemos o no, por razones obvias de espacio y tiempo, es decir, blog y curro) se cumpla, sin que podamos hacer nada al respecto. Ya podemos tener una vida maravillosa que si nuestro destino es terminar entre cartones, solos y con una jeringuilla en los bolsillos, no hay nada que se pueda hacer. Otra cosa es el predestino. Son las pequeñas que “preparan las transiciones desde el presente hasta el futuro (destino). Contra eso sí que podemos luchar, sólo depende de que nos demos cuenta de que estamos viviendo una de esas situaciones predestinísticas (que no predestinadoras) y, en ese caso, que tengamos la suficiente fuerza y ganas para oponernos al sistema del universo y poner todo patas arriba como en un tornado, sólo que en vez del “vientecito”, lo que mueve el tornado es el espíritu de lucha.
Hay que saber reconocer cuándo se nos presenta uno de esos “puntos de inflexión” donde el destino tiene sus puntos débiles y puede quebrarse, aunque sólo parcialmente, ya que irremisiblemente tenderá a recomponerse lo máximo que pueda, saltándose a su paso todas las normas que sean necesarias para lograr ese objetivo. Es ligeramente fácil reconocer estas situaciones con un poco de entrenamiento, o mucho tiempo libre, lo que antes ocurra. Por ejemplo, si notáis que el corazón se acelera... que empezáis a hablar con vosotros mismos como si fuera cuestión de vida o muerte tomar rápidamente una decisión… cosillas así… entonces sin duda es un punto predestinístico. O eso o estáis sufriendo un ataque al corazón, aunque aún así tenéis que decidir di llamar al hospital o dejaros morir.

Como veis, se puede luchar contra los elementos, pero siempre teniendo en cuenta que los elementos lucharán contra vosotros.

lunes, noviembre 20, 2006

Buenas noches, señor monstruo



Unos dientes sangrientos se clavan en mi brazo cada noche. Me acuesto lentamente, como si de un ritual se tratase, como si fuese el último que fuera a hacer… y, al apagar la luz, su presencia me congela bajo las sábanas. No tengo miedo, sólo el mero hecho de saber que yo mismo permito noche tras noche su visita, y que hasta ahora no ha pasado de arrancar mi piel a tiras, me tranquiliza. Quizás lo merezca. Nadie sabe lo que realmente merece el dolor o el sufrimiento. Por eso igual da algo de sangre y heridas que se curan con un poco de alcohol. Peores son las heridas que salen cuando se marcha, gruñendo al silencio de la noche. Ese silencio que sólo rompe el sollozo ahogado de mi mente luchando por escapar de ese lugar maldito en donde sólo los locos son refugio seguro ante la tormenta. Buenas noches, quizás ésta sea la última.

viernes, noviembre 17, 2006

La vida es así... llena de luz, llena de color

Hoy vamos a tratar un tema que, a algunos, puede parecer escatológico, aunque realmente no es así: el cuerpo humano en profundidad, pero profunda de la buena. El cuerpo humano se compone de una cabeza, tronco, e igual número de brazos que de piernas, aunque todo esto no es inamovible, aunque mientras persistan los elementos “cabeza” y “tronco” podemos estar más o menos tranquilos.
En primer lugar, sólo pretendo poner sobre el tapete la fascinación que me entraña las entrañas fascinantes (¡que sí vale repetir hombre ya, qué pejigueras se han vuelto últimamente!). Por ejemplo: los dedos. Unos palos finitos que están todo el día girando, abriéndose y cerrándose, golpeando mil y una cosas, ¡y no les pasa nada! Al cabo de años y años de maltrato, sale un poco de artrosis… pues no te quejes que llevas todas la vida maltratando a los pobrecillos, y encima la artrosis es de muñeca y ellos no tuvieron nada que ver. ¿Y qué me dicen del culo? Es natural tener una trituradora que termine en un tubo de escape que encima avisa cuando va a funcionar? Bien mirado, está bien pensado que avise porque imagínense que van por la calle y de pronto… les pesa más el pantalón. No es de recibo ir a casa de los padres de tu novia y dejar regalitos por todo el recibidor… nada, que mejor que avise y se soluciona el problema.
Ahora bien, una de las cosas que no me gusta en absoluto es que todo lo que echemos fuera tiene que ser asqueroso… todo. ¿Acaso ven normal que unas cosas que sirven para oír vengan de buenas a primeras y se pongan se echar cera? ¿Es que tenemos cara de candelabro o qué? Mejor no pensar dónde nos iban a colocar la velita…
¿Y las legañas? ¿Hay algo más asqueroso que una legaña? Pues sí, una legaña de otra persona a dos centímetros de tu cara. ¿Cómo puede ser que una lágrima, que una cosa que sea transparente y que está hecha para limpiar el ojo… (que yo veo bien, no sé para qué tiene que limpiar) se transforme en una masa informe de color verde amarillenta. ¿Dónde tenía yo el verde cuando me limpió el ojo la lágrima? Yo creo que es como los atrapapolvos de la tele, que hay que cambiarlos. Por eso, de vez en cuando me pellizco los ojos: para cambiar las lágrimas y me salgan limpitas y decentes.
¿Y los mocos? Después dicen que el gas… lo que más rápido cambia de estado son los mocos. Un día nos levantamos y tenemos esa costrilla dentro de la nariz… pues nada, se limpia, y al momento ya se abre el grifo que llena de agua las playas, y ya no se para ni a tiros la varicilla. Pero de pronto, se corta y cuando estamos confiados jactándonos en nuestra victoria y acercamos una última vez el pañuelo… Aquí pueden pasar dos cosas:

- Que se ponga a llover por nuestra nariz otra vez, como con recochineo, y ya no para hasta dentro de dos semanas.
- Que salga otra costra igual o mayor que la anterior, costra que antes no estaba ¿?¿?

Por eso, me parece a mí que este año a los reyes le pido un cuerpo de metal, que lo único que puede pasar es que se oxide o que se le vayan las pilas, y cualquiera de las dos cosas tienen solución con sólo ir a una tienda de los chinos.

jueves, noviembre 16, 2006


Allí, en una soledad acompañada por una mano amiga, los fantasmas del pasado se aferraban a las pequeñas gotas de lluvia para no sucumbir al olvido. Miles de imágenes se arremolinaban alrededor de una que absorbía todas las demás, ocultándolas tras esa mirada que decía todo sin decir nada. No más lágrimas, no más sueños. Esa es la absoluta dicha, no pensar en sueños absurdos que no se cumplirán jamás, saltar el charco por la zona más fácil y alejada. Ya nunca volveré a cruzar a ciegas, sino observando ambos lados, aunque la calle sea de sentido único. Quizás no guste, a lo mejor a mí tampoco, pero no hay vuelta atrás en el camino de la verdad. Sólo espero pasar lo más rápido posible, sin que nada ni nadie detenga el paso firme de la oca hacia un desfile de disfraces en el que soy la atracción principal”.

Terminó de leer los garabateos nerviosos en el trozo de papel que había encontrado en su pecho, ahora frío. Miró lentamente el cadáver, como el que observa el vuelo de un pájaro al atardecer. Luego cerró la mano, dejando que la tinta resbalara por su muñeca, arrugó el papel, se agachó sin prisa ante el río y dejó que la corriente secuestrara ese pedazo de vida de aquel desconocido. Entonces, sin dejar de mirar el papel, encendió un cigarrillo, y se marchó girando sobre sus talones, como si fuera la última vez que daba la vuelta.

miércoles, noviembre 15, 2006

Acabo de realizar mi primer post ideado, redactado y corregido conforme a una orientación comercial. Por el momento, hasta que le coja el tranquillo a la búsqueda de la información, pensar en qué demonios voy a poner, cómo lo voy a poner, escribirlo y que le den el visto bueno… voy a tardar un poco más entre una entrada y otra de este blog auténtico y sin tonterías restrictivas. Comentar que mi primera creación ya da sus primeros pasos solita, y por lo visto ha tenido buena acogida en este mundo cruel en el que ha abierto los ojos. Si tenéis curiosidad, va de las recreaciones históricas, cultura y tal, y dedicándoselo a esa morita de capucha roja (¿morita de capucha roja? Po zi, piensa, piensa jeje), Al-Mossassa no podía faltar para abrir esta nueva línea de absurdeces que vomite mi cabeza que, por un lado me pagan por hacer, y por otro van a leer por gusto algunos y por obligación otros… ¿no es maravilloso? Jeje. Bueno, queridos lectores, os dejo temporalmente hasta que no resista la tentación de comunicaros nuevos hallazgos en los recovecos de mi mente. Que os sirva de consuelo esta reflexión que hizo mi querido filósofo Friedich Von Braun (al que tengo abandonaillo últimamente, habrá que remediarlo):

“La hoguera sólo quema si consume el recuerdo de los papeles que están en llamas”

martes, noviembre 14, 2006

La lira de los dioses


Aproximadamente 1,5 Kg y seis cuerdas. Eso es una guitarra. Parece mentira que un concepto tan simple pueda arrancar tantas emociones. No importa la edad, país ni sexo del oyente. Si unos acordes de guitarra resuenan en la lejanía, muy hierático (por no decir soso que te cagas) tiene que ser para que no se emocione a su compás.

La vida de la guitarra comienza mucho atrás. Existen bajorrelieves de origen asirio e hitita de hace unos 3000 años. También hay que hacer mención del “Kettarah”, de donde se supone que proviene el nombre de “guitarra” aunque, al carecer de mango, se cree que el noble instrumento tiene su verdadero origen en la cítara griega y romana, a la que se le habría añadido un mástil. También podemos hablar de sus antecesores: “guitarres” moriscas (s. XIV-XVIII), laúdes y mandolinas, balalaikas, guitarras latinas (de fondo plano y cinco cuerdas), etc. Pero está claro que, aunque todos suenan como creados por ángeles en un día que estén inspirados, son la actual guitarra de seis cuerdas, ideada a partir de la de cinco por el fraile Miguel García en el año 1760.

Miles son los conocidos virtuosos de la guitarra (Tárrega, Paco de Lucía, Fernando Sor, Andrés Segovia, y un extensísimo etcétera. Pero el objeto de esta entrada es el instrumento en sí. Es impresionante cómo una partitura que puede sonar parecida con cualquier instrumento, con la guitarra y unas buenas manos se convierte en el canto más dulce que unas sirenas puedan mandar a los oídos de Ulises para seducir su alma.No hay nada más emocionante, en el sentido estricto del concepto, que el rumor del rasgueo de una guitarra para animar o deprimir los ánimos del espíritu más impasible. La próxima vez que oigáis una guitarra, ya sabéis: paraos, cerrad los ojos y pensad que la música es la corriente de un río que va fluyendo desde vuestros oídos hasta el mismo corazón. Entonces estaréis en comunión con el más bello de los sonidos creados por el hombre.

lunes, noviembre 13, 2006


Una masa informe de barro… una bata que algún día fue blanca… unas manos húmedas. Sólo basta eso para arrancar una obra de arte de la tierra. Como Miguel Ángel o Leonardo apuntaban, el arte está en saber quitar lo que sobre del bloque de materia para rescatar la figura de su interior… la escultura siempre estuvo ahí.
El arte se esconde en muchas facetas de la vida, lo anterior sólo es un ejemplo de cómo el arte nos inunda, arropándonos en su manto de maravilla y vistosidad.
Pero no es necesario que sea vistoso para ser arte. Se encuentra en los rincones más simples de la vida. Cuando vemos esa rama que está retorcida por el viento y el agua… eso es arte; el árbol ha querido que la rama se retuerza, no sólo los humanos pueden ser artistas; si un río tiene un recodo donde parece que el mundo se detiene… eso es arte. Tampoco su valor es indicativo de arte. Conozco muchas “obras de arte” que lo son sólo porque lo dicen. Será una muestra de la sensibilidad de su autor, pero a mí me recuerdan a los delirios epilépticos de un demente al que le han dado un pincel. Seré un inculto en arte, pero como en el dicho: “para gustos colores”.
Hoy he visto arte, no había ríos, esculturas o ramas, sólo luz… la luz que chocaba sin cesar en una pared de un edificio. No es una fachada vistosa, ni siquiera estaba pintada con un color bonito pero, aún así, tenía ese halo mágico que lo convierte en arte. Esa magia siempre estuvo ahí, lo único que hizo la luz fue sacarla de la nada. Un escalofrío me recorre el cuerpo cada vez que me pasa. Es ese instante que hace que se te erice el pelo y no puedas dejar de admirar lo que te lo produce, como el vuelo de una hoja de papel mecido por el viento en una tarde de otoño. Se parece mucho a cuando tienes esa conexión instantánea con alguien que conoces y que, sin decir una palabra, entras en su mente, a la vez que desnudas la tuya para que la lea sin reparos. Eso es para mí arte. Nunca me había fijado en esa pared, nunca de ese modo. A partir de ahora le guiñaré un ojo cada vez que pase a su lado, sólo los dos sabemos qué esconde.

Aquí, frente a una fría pantalla de ordenador que solo palidece con locuras que explosionan por placer, alzo mi improvisada copa de plástico. Brindo por todos aquellos que ahora mismo esgrimen una sonrisa en su cara. Siguiendo el cuento de Bucay del buscador, lo que más quisiera ver en mi lápida es el tiempo que he vivido, y sería muy feliz si ese tiempo fuera más de 13 años. A partir de ahora debería apuntar en la libreta al cuello todo ese tiempo en la que la felicidad es plena. No sé porqué, ahora tengo un minuto más de vida, lo recordaré la próxima vez que apunte.

Hoy, queridos telelectores, por un compromiso ineludible con una personita muy especial que descubrí ahí hace bastante menos de lo que creía en un principio, creo que es mi deber hablar sobre el cine.

El Cine con mayúsculas, es el género, a mi entender, donde se pueden aglutinar todas las demás artes mayores. Si, es cierto que no es lo mismo ver u oír algo per se que integrado en una peli. Se trata de ver más allá de la pantalla. Si, veréis, es muy fácil de entender si lo explico bien porque si no... El cine pretende ser un reflejo de la realidad. Ese reflejo puede ser real, pero también puede ser ficción. En este último caso, lo que se pretende es soñar con la posibilidad de una vida diferente, del “¿qué pasaría si…?”. Como decía, hay que mirar más allá de la pantalla, sólo así podemos atravesar la lona y embutirnos la historia y hacerla nuestra.

El cine es pasión, es añoranza, es sonrisa, es recuerdo, es lágrima, es amor, es odio, es muerte, y es vida. Es todo lo que soñamos y todo lo que somos. No hay nada más bonito que soñar con una película que terminamos haciendo nuestra. No es que nos acomodemos a esa película como todos esos frikis que están tan de moda ahora y que se enfundan un albornoz y cogen una espumadera y dicen que son “caballeros de la alta y muy noble orden jedi, y que eso que gotea aceite en su mano es un sable láser”. Me refiero a que, cuando una película nos marca, nos marca de verdad, y su historia la cogemos como si fuera la historia de nuestra vida… es realmente lo más bonito que podamos imaginar. Si esa película es de guerra, pues no importa, es que tienes un corazón guerrero. Y si trata sobre una historia de amor, es la que te encumbraría a la gloria o la locura si te ocurriese realmente.
Lo importante es controlar el sueño de tu película en todo momento. Porque en el telón blanco salga alguien al que te quieres creer parecer, eso no tiene que inundar tu vida como si fuera real lo que ves, y no lo que te rodea. La frase que importa en realidad es: Haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una película para que los demás disfruten de tu vida.

Este tema, me está inundando la cabeza y sólo he dado brochazos absurdos así que, si a la audiencia no le importa, recurriremos en breve a este tema de nuevo. Y si a la audiencia le importa, pues la audiencia se aguanta, que el que decide soy yo, así que chitón. Aunque siempre tengo el buzón de sugerencias abierto ¿eh? No penséis mal…

viernes, noviembre 10, 2006

Ayer entré en un ascensor de esos que hay en una cadena de comercios muy conocida (que no digo marcas, que no, pufff, vale: el corte inglés… ¿contentos?), pasé al fondo porque estaba vacío pero, de pronto, un grupo de hombres vinieron con unas féminas cogidas del brazo, yo iba al sexto y ellos al primero (que digo yo que qué flojera hay por el mundo para ir a un primero y coger el ascensor… pero bueno allá cada cual). Bueno ahora se produce la típica situación en la que parece que está prohibido hablar con alguien porque nadie mira, nadie habla, sólo se observa las luces del techo o la botonera… ¡como si no hubiéramos visto nunca un botón! El silencio era enrome, casi podía oír los latidos de mi corazón, y ni siquiera estaba nervioso… así que imaginad el nivelazo de ruido del habitáculo. De todas formas yo estaba bastante ajeno alo que pasaba porque todos me daban la espalda, me encontraba al fondo del ascensor y no veía la cara de ninguna de las mujeres (por cierto, parecían cortadas todas por el mismo patrón… si es que ahora van todas las chicas iguales, parecen clones). El caso es que llegamos al primero y los hombres se bajaron charlando alegremente. Me extrañó que ninguna mujer se bajara pero, cosas de la vida, yo que sé. Ninguna hizo nada por pulsar el botón de otro piso, así que pensé que iban al sexto como yo.
Y empezamos a subir. Segundo… CLINC… tercero… CLINC… cuarto… CLINC CLONC… ¿Clonc? ¿Qué es eso? Pensaba que eran lo que suena al paso de cada piso pero ese CLONC no me gustó nada. De pronto, ensimismado como estaba en esos pensamientos, algo me sacó las musarañas de los calzoncillos, un CROOOOOCCCCC enorme. Allí nos quedamos, entre el cuarto y el quinto. Estábamos atrapados.
En teoría, quedarse atrapado en un ascensor con un montón de chicas de buen ver en un ascensor pinta requetebién para el menda… pues que va, allí no hablaba ni el tato. Era un silencio bastante incómodo, como si no les importase quedarse atrapadas. Pasaron casi diez larguísimos minutos antes de que me decidiera a romper el hielo, hasta entonces, cualquier cosa que pensaba me parecía muy absurdo para decirlo: “perdona, ¿eres muda? Es que no me gusta relacionarme con las nucas” o… “Oye ¿Tienes hora? ¡Es para que sepas que llevamos aquí ya un rato y te mueves menos que los dientes de arriba!”… ¿Veis? ¿A que mejor pensar bien lo que se dice? Pues eso, diez minutos. Ya me decidí a tocar la espalda de una de las chicas que tenía más próximas a mí, le di un par de toquecitos suaves con la punta de los dedos, pero parecía que le dolió, porque se tambaleó y se cayó al suelo, golpeándose la cabeza con la pared del ascensor, un hilillo de sangre le salía del sombrero/ pasamontañas/cosa rara que llevaba encasquetado. Me sorprendió que nadie se agachara a ver qué había pasado. Yo me abalancé rápidamente, intentando saber si el golpe era grave, pero no lo sabía, sólo sabía que debía estar desmayada, porque no respondía y encima estaba ligeramente fría. De pronto se puso en marcha el ascensor, me desequilibré y quede a pocos centímetros de la cabeza de la chica desmayada, un tanto embarazosa la situación, la verdad. Se abrió súbitamente la puerta del ascensor y me encontré un coro de personas que miraban la escena asombrados. Ante mis súplicas de ayuda con la chica sólo respondían abriendo aún más los ojos, algunos se sonreían discretamente, no entendía la situación. Por fin, uno de los mirones se acercó y me dijo:
-“perdona, ¿se puede saber que haces en el suelo del ascensor, a cuatro patas y encima de un maniquí?”
-¿Maniquí?, usted está chiflado, ¿Es que no ve la sangre?- yo ya estaba más nervioso de lo que me hubiera gustado, no entendía que nadie hiciera nada.
-¿Sangre? Mira anda- dijo quitándole el gorro al muñeco.- Ahí tienes tu sangre, el recipiente de la tinta antirrobo está roto.
¡Qué vergüenza! Había estado haciendo el boca a boca a un trozo de plástico, así decía yo que tenía unos pulmones muy pequeños y se llenaban en seguida.
Fue salir de allí como pude, abriéndome paso entre risotadas y miradas compasivas de un buen número de pares de ojos, y me dirigí directamente a la óptica a por mis gafas. Ahora me explico que ese anciano al que le pregunté la hora se pusiera rojo de ira: era un semáforo, ya me parecía a mí que era demasiado alto.
No vuelvo a salir sin gafas.

jueves, noviembre 09, 2006

Después de la tormenta


Las últimas gotas de lluvia se escurrían aún por las hojas de los árboles que coronaban todo el lugar y el sol salía tímidamente de entre las nubes, que se esfumaban súbitamente. Alrededor estaba desierto, ni una sola mirada se posaba en ese desconocido que, ajeno a sus ropas empapadas por horas de intensa tormenta, se erguía en medio del parque. Allí, inmóvil, dirigía su mirada perdida hacia un banco vacío de uno de los laterales. Sacó un pañuelo y enjugó sus lágrimas con él, la tormenta había pasado. Acercó la mano hasta el suelo y, mientras rozaba la hierba fresca con las puntas de sus dedos, recordaba cuánto había sentido en ese banco. Allí la conoció, rió, lloró, besó y perdió. Sólo sus tablas embotadas por el tiempo conocían la historia que allí tuvo lugar día tras día durante años, hasta que el viento arrancó de su lado su amor. Arrancó suavemente una brizna de hierba y cerró con fuerza el puño, como si quisiera que atravesase su piel, como si quisiera fundirse con ella. Ya no recordaba la felicidad, ni tampoco la echaba de menos, simplemente se había acostumbrado. Poco a poco, se fue acercando hasta topar con las rodillas en el brazo del banco. Se sentó con serenidad, recostándose sobre su respaldo. Jugó un poco con la punta de su zapato, dibujando garabatos y palabras en la tierra que rodeaba el banco. De pronto, se quedó inmóvil, con la mirada empañada por las lágrimas. Lentamente, sacó una pistola de su cazadora, la acercó a su cabeza, miró la hierba de su mano y suspiró. Varios pájaros aletearon sobresaltados. Al poco, el silencio se volvió a apoderarse del parque. Bajo el banco, un hilo de sangre recorría unas palabras escritas en la tierra: lo siento.

Lenguaje versus Idioma (2ª parte)

Bueno, la segunda parte de la carcamuza, sin versiones extendidas, que luego hay frikis que se tragan toda la serie completa de una sentada, y eso no es bueno, señores. Como iba diciendo (una cosita: si me voy por Cuenca alguna vez, dadme un toque que si no me pongo a hablar de musarañas lepidópteras y termino con la cría de caballitos de mar en el barreño de casa del vecino), el origen de esta entrada se debe a una apreciación que quiero compartir con vosotros, con todos los que perdéis el tiempo leyendo estas “Memorias de los peces de acuario y otros cuentos populares de mi habitación”. Es bien simple: ¿no os pasa que, si repetís una palabra muchas veces, éste pierde su valor, quedando al descubierto su verdadero significado? A mí me pasa constantemente. Lo bueno de esto es que conoces lo que realmente quieren decir esas palabras, que parecen inofensivas en los idiomas “oficiales”. Es curioso el lenguaje cómo puede esconder un significado oculto en cada palabra y que no nos demos nunca cuenta, ni por mucho lingüista, filólogo y traductor que deambule por estos mundos.Y si no, vamos a realizar una prueba. Sé que es difícil que encontréis fácilmente el significado oculto y que, probablemente, creáis que todo esto es una tontería y punto… pues creedme, no y punto (que no sólo vosotros podéis poner puntos). A ver, vamos a repetir algo muy normalito, a ver qué os evoca ¿ok? BARRIGA. Si, barriga. Decidla muchas veces, a ver si llegáis al punto en el que pierde su sentido y la cacofonía subyacente resurge para mostrar lo que se oculta debajo (y no valen bromitas tipo: “debajo está el ombligo…” eso es una broma tonta y sin fundamento ¿ok?, pues sigamos). Repetidlo varias veces y cuando lo logréis quiero que me digáis a que os suena, yo pronto daré la solución.

Lenguaje versus Idioma (1ª parte)

Ha llegado la hora de hablar sobre un tema que, los que me conocéis estáis hartos de oírmelo: el lenguaje. Vamos por partes, porque si no esto es un caos y no tiene ni estructura ni ná de ná.

Lo primero es definir… pues entonces, ¿qué es el lenguaje? El lenguaje, tal y como lo entiendo yo es el instrumento del que deriva la comunicación entre dos entes, sea cual sea la naturaleza de éstos. Cuando se habla de lenguaje, lo asociamos al concepto de idioma ¡Pues no, muy mal hecho! Aunque tiene un significado que puede asimilarse uno dentro del otro, un lenguaje, aunque use un idioma cualquiera, no es preciso que use ese idioma para que se exprese en un lenguaje específico. Un ejemplo lo tenemos en las manos. Psss, mirad a la pantalla y dejad las manos… que era una forma de hablar. Pues bien, en el lenguaje de signos se usan las manos, y también forman parte del lenguaje de la seducción… entonces, ¿son el mismo idioma? ¿Un sordomudo está siempre seduciendo? No ¿verdad? Muy bien, os veo atentos. Seguimos pues. Ya que ha salido el tema del idioma, expondré por enésima cuarta vez (creo que ya tiene que ir por ahí, enésima una vez arriba, enésima una vez abajo): Todos sabemos cómo suenan los idiomas extranjeros cuando los oímos con las orejas de alguien que no sabe ese idioma. Me explico: Cuando oímos un francés hablando (en francés, que si habla en español no tiene gracia), podemos “imitar el idioma con palabros estúpidos que no significan nada, pero le damos el tomo y el volumen que oímos. Y lo mismo con el alemán, el chino, etc. etc. Sabemos que el chino suena a una lata rodando por un suelo de piedras, que el árabe deriva de la canción “La,la,la” de Massiel (Laharabajala, etc.), que el portugués es igual que el español quitándole letras a las palabras y terminando todo en –ao (lo mismo que el italiano, que termina en –ini, -ato, –eto, -ito, -oto, -uto), y así todo los idiomas humanos del planeta y algunos de reinos adyacentes.
Pero… ¿Cómo suena el español para los extranjeros? Ya va más de un guiri al que le he preguntado, y no son capaces de imitar a un español. ¿Qué pasa, que en otros países no se imita a los extranjeros? Ya sé que son muy sositos pero… ¡no creía que tanto!
Como mucho me han dicho que suena muy seco. ¡Muy seco! Ni que ellos fueran un río de mojaditos que son! A ver si vamos a dar definiciones mejores… yo puedo pensar que el alemán, el ruso, el finés, etc. son secos, pero sabría definir a qué demonios me suenan. ¡Si es que me pongo negro con estos gambarras!
To be continued…

miércoles, noviembre 08, 2006

Hogar, dimensión desconocida, dulce hogar


Se denominan agujeros blancos. Científicamente se conoce este concepto como un “espacio” (por llamarlo de alguna forma) dimensional, en el que, en algún momento del tiempo, se abre una ventana hacia su interior. Esa ventana es muy inestable y, con la mínima fluctuación en el espacio o en el tiempo se cierra, atrapando en su interior toda la masa que haya atravesado su ventana. Se trata de una dimensión que convive en el mismo tiempo y, en cierto modo, con el mismo plano espacial, por ello algunas longitudes de onda pueden enviarse o recibirse entre esta dimensión y la que se conoce como “habitual”. Por ello el sonido se transmite en uno u otro sentido, no así la luz. Debido a una curiosa orientación de las partículas subatómicas de uno y otro universo, no se puede percibir ningún cuerpo que se encuentre en algunos de los dos.

Hoy me he dado cuenta de la realidad, creo que en algún momento de mi existencia en la dimensión habitual, atravesé sin querer una de esas ventanas de entrada a un agujero blanco, quedando atrapado sin remedio en su interior. Puedo oír, ver, pero nada más. Todo ocurre a mi alrededor, sólo a mi alrededor. Vidas y muertes, amanecer y atardecer… se arremolina tan cerca y tan lejos a un mismo tiempo, como si el espacio no importara realmente. No se está tan mal, la verdad, sólo es cuestión de acostumbrarse.

Sentado en un banco frío de un parque
que retiene recuerdos sin tener que hacerlo,
arrugo ríos de tinta con historias que no tienen sentido.
Miles de caras ocultan sus huellas en miradas perdidas
alrededor del agujero negro y profundo.
Nada ocurre, todo pasa. Vida soñada en un mal
sueño de verano.
Y los árboles me mandan callar para no despertar a sus hojas ya marchitas.

martes, noviembre 07, 2006

contador, que cuentas con amor...


Es magia eso del Internete. Ha sido poner el contador de visitas en el blog y ya sé cosas que ni creía que debía saber. Me ha sorprendido conocer quién se mete, cuándo y desde dónde. Es increíble que algo que parece tan inofensivo como un contador de visitas, que sólo muestra numeritos, pueda convertirse en un arma en potencia del mismísimo NID. Todo esto me suena a peli de espías, con coches negros, trajes elegantes y tipos a los que parece que las balas se las regalan. Es un mundo que sabes que está ahí, dejando de lado el universo hollywoodiense de mafiosos y agentes federales corruptos, pero ni imaginas que con sólo alargar la mano, te puede coger y arrastrar hasta los rincones más oscuros que jamás hayas visto ni verás si no estás ahí metido como víctima o verdugo. Ese submundo está ahí, a la vuelta de la esquina, quizás a vuestro lado, en ese apretón de manos, en aquella conversación del banco del parque, en la estación de autobuses… quién sabe dónde puede estar la intriga y el suspense. Y todo gracias a un contadorcillo… me parece a mí que deberíais poner uno vosotros. Yo, por lo pronto, voy a intentar poner otros módulos… ¿quiñen sabe? A lo mejor contactan los de la CIA conmigo ¿no? Felices sueños y cuidad las espaldas, pueden estar vigiladas…

lunes, noviembre 06, 2006

El corazoncito de las cosas


¿Nunca os habéis preguntado por qué, cuando jugáis al parchís, vuestro dado nunca saca el número que queréis? ¿Por qué el calentador del agua caliente se apaga justo cuando estáis hasta las orejas de jabón? ¿Por qué cuando llegamos tarde no podemos ponernos rápido esa camisa que parece tener la manga más estrecha que de costumbre? ¿Por qué el ordenador se cuelga en el momento exacto en el que acabamos de pasar el trabajo maravilloso que nos ha llevado 7 horas hacer y que ya no podemos recuperar jamás?...
¿Por qué? Porque las cosas tienen su corazoncito, así de simple. ¿De dónde creéis que aparece todo lo relacionado con los amuletos? No son objetos de poder, no señor, sólo son objetos a los que les caéis bien. ¿Qué hay que hacer pues? Muy fácil: es vital cuidar las cosas con cariño, no tirarlas cuando no funcionen, y sobre todo, muy importante: no decir nunca en su presencia que vais a cambiar ese objeto por otro mejor, eso les destroza. Por eso justo cuando hay una firme intención de cambiar un objeto cualquiera que ya funciona mal, mágicamente empieza a funcionar perfectamente, incluso mejor que antes, aunque este momento de gloria le dura poco, ya que ha gastado todas sus energías en sacar su máximo rendimiento. Y si esta mejora ni siquiera ocurre es porque ha estado manteniendo un status insostenible para su ya deterioradísimo para sí mismo. Así que ya sabéis:

- no critiquéis al televisor porque nunca echa nada bueno
- no se debe tirar el dado escaleras abajo porque a media partida no te ha salido el cinco que necesitas para sacar tu primera ficha al tablero de parchís
- los golpes no arreglan los ordenadores, sólo los cabrean
- mantened limpios los zapatos, los cordones desatados son su única defensa ante un dueño que no los limpia todo lo que debiera
- los móviles, mp3, Ipods y demás tonterías tecnológicas también tienen su oído, si no funcionan no es por la pila, es porque no le gusta lo que están oyendo

Yo ya he puesto en práctica está técnica con este blog, y le acabo de dar su propio IBSN para que esté contento… la pregunta es: ¿Qué vais a hacer vosotros para alegrar el corazoncito de vuestras cosas?