Cursor by www.Soup-Faerie.Com Crónicas de una hoguera: diciembre 2008

Crónicas de una hoguera

martes, diciembre 23, 2008

Feliz Navidad


Hoy me he dado cuenta de que nunca he tenido una navidad como quisiera. Sé que es una fecha más, que no tiene sentido pensar así y que es hasta egoísta por mi parte, pero vuelvo a odiar todas esas películas americanas en las que la felicidad llega teñida de verde y rojo.

Quisiera abrazar durante un paseo en el que el frío dejara escapar el vaho de mi boca como el humo denso de una taza de chocolate justo antes de sentarme al fuego de la chimenea, me encantaría ver cómo cae la nieve tras la ventana, desearía cantar villancicos absurdos al son de un piano mientras observo los ojos de alguien enamorado… hoy, ese deseo tiene una cara, mucho más hermosa de lo que nunca he soñado, mucho más valiosa de lo que nadie pudiera pensar, mejor de lo que nadie puede esperar en su vida... y aún así, sé que el único deseo incumplido que se me ha concedido en mi vida seguirá siendo eso, tan sólo una frase que hace ya tiempo se llevó el viento.

Sé que no sirve de nada lamentarse, que resulta estúpido observar la vida desde unos cristales húmedos, pero no puedo evitar pensar en lo feliz que sería en una casa de madera en medio de la nada, rodeado de nieve que no se manchara, sintiendo que lo que tengo alrededor es lo único que necesito.

Cada comedia navideña que busca repetir una y otra vez un estereotipo manido me recuerda aquellas cosas que echo de menos sin haberlas tenido, tan sólo imaginadas y añoradas desde entonces. Hoy, mañana y pasado, todos los fantasmas de estas fechas están junto a mí, enseñando el mundo detrás de sus ojos, y no me veo en ellos.

miércoles, diciembre 17, 2008

Elucubrando con el corazón

Aceptar el futuro es la mejor forma de entender el pasado, y no al revés. En realidad, mucha gente vive engañada, felizmente engañada, por la promesa de que todo lo que vendrá será bienvenido, sea lo que sea… y no se dan cuenta que todo no fue bueno, que aquello de que todo tiempo pasado fue mejor son sólo palabras que se lleva el viento junto con lo malo que ocurrió. La Historia existe para recordar y aprender de los errores, pero somos incapaces de recordar tantas y tantas situaciones en las que el corazón se paraba como un reloj sin nadie para darle cuerda.

Cada mañana, el hielo cubre la calle y se posa sobre nuestras cabezas, disolviendo todo aquello que no queremos en nuestro mundo… y así nos va. Prefiero saber que voy a morir a imaginar que nunca lo haré, es la magia de la memoria. Y hoy sigo vivo, sin nada más que hacer ni que decir que pueda aportar algo, tan sólo mediocres palabras dignas de cualquier charlatán que, aunque verdades, realmente no pasaría nada si no existiesen. Hace tiempo, unas palabras se quedaron grabadas en mi corazón: nadie es imprescindible, aunque no sea justo ni necesario decirlo, pero uno solamente aporta aquello que los demás permiten.

No hay bombones, no hay melodías ni mañanas claras, todo está en nosotros, en el engaño que se ha construido para desmitificar el dolor y que tanto daño hace. Nada se derrite porque no hay calor o frío, nada es real hasta que no pensemos que lo es y, aún así, hay que tener cuidado por si sigue sin serlo.

martes, diciembre 16, 2008

La aventura de lo absurdo

Érase una vez que se era, en un tiempo en el que las gentes sabían de su pasado a través de los cuentos, un reino en el que las princesas bailaban alrededor de un círculo humeante al amanecer. Todas vivían en armonía, disfrutando de la mañana sin más pensamientos que aquellos en los que los dragones acechaban en la oscuridad. Cada vez que un príncipe llegaba hasta esas tierras para matar algún dragón, ellas los defendían como si fueran hijos suyos, lo que extrañaba a los lugareños y espantaba a los nobles caballeros, que sufrían de un alma corrupta desde ese preciso momento, en una maldición milenaria lanzada por el hada de la justicia al primer caballero que osó adentrarse hasta más allá del límite del bosque prohibido.

Una tarde, justo cuando los rayos del sol descansaban sobre la colina, un corcel negro portaba un extraño y excéntrico jinete, que guiaba su montura hacia la ciudad encantada. En el cielo, una nube ocultaba la poca claridad que quedaba en esas horas del día. No parecía que fuese a llover, pero la sorpresa fue mayor cuando levantó la cabeza y, apartando el yelmo de ésta, descubrió que las nubes no eran sino enjambres de dragones que volaban en círculo sobre la ciudad. El miedo se apoderó de él, pero sin detenerse ni un instante, siguió su camino con paso decidido.

jueves, diciembre 11, 2008

Sólo podía sentir un vacío que se abría en mi estómago, casi tensando mis músculos hasta hacerme retorcer de dolor. Era como un aro de hierro al rojo vivo que se ensanchaba poco a poco, cauterizando a medida que se come la carne que besa.

En medio de sudores y gritos ahogados por el silencio de la noche, los ojos de un gato negro se revelan más vivamente que nunca. Hoy no observa con curiosidad, ni siquiera con repulsa… tan sólo indiferencia. Y el viento se cuela por mi boca en un baile de muerte que recorre mi cuerpo por completo, agarrotando mis manos en una mueca absurda de la oscuridad. Sé que todo puede ser mucho más sencillo, pero no puedo dejar de pensar en esa máquina que hoy deseo como un nigromante ante la biblioteca de Alejandría.

Ayer me quedé parado, inmóvil, esperando el momento pero, obviamente, no llegó. Resulta absurdo esperar cuentos de hadas más allá de un libro para niños, tan sólo la esperanza humana los ha mantenido vivos. En el fondo deseamos ser como esos héroes de leyenda, aunque en realidad seamos cobardes y tengamos un honor más dudoso que el más ruin de los villanos de las historias.

Una vez entregué polvo de hadas, y sólo conseguí un vacío que se curaba con el olvido autoconvencido de la conveniencia de lo absurdo. Ese día decidí que no hablaría de sueños sino de pesadillas incumplidas. Así todo debe ser más fácil, más sencillo, sin sorpresas, sin esperanzas, sin más que lo que hay en el mundo sensible y tranquilo que se refleja en la cueva.